lunes, diciembre 30, 2024

POR PRIMERA VEZ EN SEMANA SANTA REINA EL SILENCIO

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Por primera vez, en una Semana Santa, el silencio reina en la presa Francisco I. Madero “Las Vírgenes”, hoy se escucha el viento y el cantar de los pájaros; hoy, las voces, las pláticas, las risas de chicos y grandes han sido calladas por una enfermedad que está amenazando la vida de millones de personas en el mundo.
Para el medio día de ayer, en otros años, los niños ya andaban jugando con pelotas y otros juguetes; los jóvenes ya platicaban entre sí y los adultos preparaban el carbón para preparar un deliciosa carne asada, desde luego no podrían faltar unas bebidas bien frías. Sin embargo ayer, el panorama era desolador porque no se respiraba alegría, esa alegría que siempre ha estado presente durante los fines de semana y en Semana Santa; se percibía la soledad.

Antes lleno de vehículos, ahora solo 4 perros que movían su cola al ver un vehículo, quizá porque pensaban que iban a recibir comida. Lo anterior en la parte baja de la presa, en el lugar donde se estacionan los vehículos cuando hay tardeada.

Los propietarios de los negocios, algunos se veían afuera de sus restaurantes, volteando para todos lados, como esperando la llegada de clientes que solo puedenh pedir para llevar porque así son las reglas en esta emergencia sanitaria, generada por el Covid19.

Tampoco había parejas, esas que acostumbran a tomarse de la mano y caminar por el bordo del río para difrutar la vista del agua que corre. Los pescadores brillaron su ausencia, no se les vio en la orilla del agua con sus cañas y carretes. Ahora los peces pudieron desplazarse libremente sin ser molestados por anzuelos o piedras que avientan los niños.

En la parte alta, en el lugar conocido cvomo el piratas, papás e hijos acostumbran a sentarse junto al gua para lanzar el anzuelo o simplemente para convivir, ayer no estaban.

Esta vez, “Las Vírgenes” se sintieron solas porque no tuvieron la compañía de todos los años, ya que los visitantes suelen caminar hacia la valla para admirar el vertedor; otros suben al mirador para contemplar la hermosura del embalse. Hoy se contempla el mismo panorama, desolador, sin la alegría de las familias, será hasta dentro de varias semanas cuando la presa reciba de nueva cuenta a infantes, adolescentes y adultos.

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