No existe disposición de parte de padres de familia para acabar con la violencia familiar. De cada 100 casos que se detectan en escuelas, solo 5 familias están dispuestas a tomar terapias.
Cuando los integrantes del departamento de Prevención Delictiva acuden a las instituciones educativas a dar pláticas para erradicar la violencia en casa, en el hogar y en otros lugares, detectan que existen algunos alumnos que son problemáticos, faltan a clases, son agresivos y otras cuestiones que les permiten llegar a la conclusión que la violencia está presente en las viviendas de esos infantes.
Son varios niños violentados los que se detectan por grupo en las escuelas primarias, situación que obliga a los policías a exhortar a los paterfamilias a acudir a asesorías psicológicas en el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) municipal y en otras dependencias,
A pesar de que el número de casos de violencia que se detectan, es considerable, los paterfamilias acostumbran evitar ese tipo de ayuda, sobre todo los hombres que son los que ejercen las aregsiones contra sus parejas e hijos.
Lo más grave del asunto es que las familias normalizan la violencia, es decir que los niños, las mujeres y en ocasiones los hombres, son agredidos y ya no se hacen reportes al sistema de emergencias porque los golpes se vuelven el pan de cada día.