En Texas están a la caza de Francisco Oropesa, el mexicano que mató a cinco de sus vecinos de Honduras quienes le pidieron que no disparara su rifle en el jardín debido al ruido que hacía y que despertaba a uno de los niños.
Tras el tiroteo, más de 200 policías locales y federales buscan al mexicano de 38 años para detenerlo por la masacre en la que entre las víctimas hay un niño. La imagen de Oropesa se exhibe en un cartel en una calle de Texas en el que se ofrecen 55 mil dólares por información que lleve a su paradero, mientras que el FBI ofrece 25 mil dólares.
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Considerado armado y peligroso, «puede estar en cualquier lugar», advirtió el fin de semana el sheriff Greg Capers, a cargo de la investigación.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, cuyo despacho ofrece la mayor parte de la recompensa por Oropesa, dijo que el tirador residía en el país «ilegalmente» y que este había «matado a cinco inmigrantes ilegales», lo que provocó críticas inmediatas por su enfoque en la situación migratoria de las víctimas.
«Cinco seres humanos perdieron la vida y Greg Abbott insiste en etiquetarlos como ‘inmigrantes ilegales'», tuiteó Julian Castro, exalcalde demócrata de la ciudad texana de San Antonio.
Las víctimas eran de Honduras. Abbott agregó que «seguirá trabajando con los funcionarios estatales y locales para garantizar que tengan todos los recursos disponibles para responder a este horrible crimen».
Capers, alguacil de San Jacinto, dijo que sus pensamientos estaban con el «niño pequeño» asesinado, declarado previamente como de 8 años, aunque los familiares aseguraron que tenía 9.
«No me importa si [el tirador] estuvo aquí ilegalmente. Estaba en mi condado. Cinco personas murieron en mi condado y ahí es donde está mi corazón», aseguró Capers.
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La familia Guzmán se encontraba conviviendo en su casa en la ciudad de Cleveland, en el condado de San Jacinto, cuando escucharon los disparos que Francisco Oropesa realizaba desde el jardín con un rifle semiautomático, por lo que llamaron al 911, pero ante la demora en llegar decidieron ir a hablar con el mexicano.
Ramiro Guzmán, hermano de una de las víctimas, dijo que a través del enrejado que dividía las viviendas le dijeron a Oropesa que disparara a otro lado por favor, ya que estaba espertando a un niño.