• Su labor es monitorear y controlar los niveles del oxígeno hospitalario para las áreas COVID-19, además de suministrar el vapor para los servicios de cocina, lavandería, calefacción, así como operar el sistema de agua para la red hospitalaria y la subestación eléctrica.
Para Sergio Antonio Zúñiga Gallegos, técnico a cargo de la Casa de Máquinas del Hospital General Regional (HGR) No.01 en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), “Morelos”, la responsabilidad en su trabajo se ha incrementado de manera relevante en esta contingencia sanitaria.
Y no es para menos, debido de que de ahí se monitorea y controlan los niveles del oxígeno hospitalario para las áreas COVID-19; se suministra vapor para los servicios de cocina, lavandería, calefacción; además opera el sistema de agua para la red hospitalaria y la subestación eléctrica.
La Casa de Máquinas del HGR No. 01 está conformada por calderas, cisternas, tanques para el proceso de filtración de agua, generadores de vapor y otro equipamiento.
Por lo tanto, está consciente de la importancia de realizar su trabajo lo mejor posible. “Tenemos que trabajar más del 100 por ciento, siempre dar un poquito más”.
Si bien, Sergio y sus compañeros de la Casa de Máquinas son trabajadores poco “visibles”, a comparación de los médicos, enfermeras y otro personal de la institución, su labor se ha convertido en el “corazón” operativo del hospital en esta contingencia.
Tan es así, que el pasado mes de febrero de este 2021, en plena pandemia, cuando se presentó un “mega” apagón eléctrico que paralizó prácticamente todos los servicios de la ciudad, el hospital “Morelos” se mantuvo en pie.
“Mi trabajo es entre cuatro paredes, prácticamente encerrado, pero sé que es en beneficio de los pacientes hospitalizados, que se puedan bañar con agua calientita, que puedan recibir sus alimentos, que puedan recibir una bata lavada y desinfectada… además, imagínense que fallen los niveles del oxígeno hospitalario de las áreas COVID-19”, destacó.
En ese sentido, afirma que la presión y el estrés emocional también les ha afectado y repercutido en sus familias, al igual que a los demás trabajadores del sector salud.
A sus 46 años, con 10 años al servicio a la institución, originario de Ojinaga, Chihuahua, afirmó que cuando ingresó a trabajar al Seguro Social, no tenía idea de la forma en la que iba a apoyar a las personas.
“Uno no se da cuenta de la importancia que tenemos como trabajadores IMSS. Quizás aún no nos cae en nuestra conciencia de que sí, hay que decirlo, todos somos héroes: cada uno desde su trinchera, haciendo lo que nos corresponde y todos estamos bajo presión porque en estos momentos las condiciones de salud no nos favorecen. Claro que tenemos miedo, pero estamos aportando lo mejor de nosotros”, afirmó.
Por lo tanto, pidió a la población “a no echar en saco roto todo lo que se nos informa por parte de los servicios de salud, no tomar a la ligera todas las recomendaciones, porque seguimos en un peligro latente”.