Con el arranque del nuevo ciclo escolar, miles de alumnos volvieron a las aulas enfrentando una serie de estragos que impactan tanto en el ámbito académico como en lo social y económico.
Entre los principales problemas destaca el rezago escolar, ya que muchos estudiantes presentan dificultades para retomar los hábitos de estudio tras el periodo vacacional. A esto se suma la desigualdad educativa, pues no todos los niños y jóvenes cuentan con las mismas condiciones de materiales, acceso a internet o apoyo familiar.
En lo emocional y psicológico, especialistas advierten que el regreso puede generar estrés, ansiedad y falta de motivación, además de la reaparición de conflictos de convivencia y casos de bullying dentro de las escuelas.
El aspecto económico también se hace presente. Padres de familia reportan gastos considerables en útiles, uniformes, transporte y cuotas escolares, lo que representa un esfuerzo mayor en comunidades de bajos recursos.
En materia de salud, médicos señalan un aumento de enfermedades respiratorias por la convivencia en espacios cerrados, así como cansancio derivado del reajuste de horarios y, en algunos casos, alimentación deficiente.
Finalmente, persisten problemas de infraestructura en planteles que carecen de mantenimiento, aulas saturadas y falta de docentes en algunas regiones, lo que complica la atención adecuada a los estudiantes.
El regreso a clases, aunque esperado, deja claro que el sistema educativo y las familias aún enfrentan múltiples retos que requieren atención para garantizar un proceso de aprendizaje equitativo y de calidad.
