El atún enlatado es una fuente accesible de proteína y ácidos grasos omega-3, pero su consumo también genera dudas debido a la posible presencia de mercurio. Aquí te decimos cómo puedes reducir este metal fácilmente.
Este metal pesado, que se encuentra de forma natural en los océanos, puede acumularse en algunos peces, lo que plantea preocupaciones sobre sus efectos en la salud.
El mercurio llega a los océanos por procesos naturales y actividades humanas como la minería y la quema de combustibles fósiles. Una vez en el agua, se convierte en metilmercurio, un compuesto que los peces absorben a través de su alimentación.
El problema radica en que este metal no se elimina fácilmente del organismo, por lo que los peces más grandes y de vida más larga tienden a acumular mayores cantidades.
En el caso del atún, existen diferencias entre las especies que se comercializan enlatadas:
El atún listado (Katsuwonus pelamis) tiene menor contenido de mercurio porque es una especie más pequeña y de ciclo de vida corto.
El atún aleta amarilla (Thunnus albacares), también conocido como “atún claro”, acumula más mercurio debido a su mayor tamaño y longevidad
Para disfrutar del atún enlatado sin preocupaciones, es recomendable seguir estos pasos:
Elegir atún listado: La forma más sencilla de reducir la exposición al mercurio es optar por latas que solo digan “atún” en la etiqueta, ya que generalmente contienen atún listado. En cambio, si el empaque especifica “atún claro”, es probable que se trate de aleta amarilla, que tiene mayor concentración de mercurio.
Preferir atún en agua: Algunas investigaciones sugieren que el atún enlatado en agua retiene menos contaminantes que en aceite, además de ser una opción más ligera y con menor contenido calórico.
Consumirlo con moderación: La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) recomienda que los adultos pueden comer hasta tres porciones de atún listado por semana sin riesgo significativo. En el caso de mujeres embarazadas o niños pequeños, se sugiere un consumo más limitado.
Alternar con otros pescados: Incluir variedad en la dieta ayuda a reducir la exposición acumulativa al mercurio. Opciones como sardinas, salmón, camarones y trucha son alternativas seguras con alto valor nutricional.
