La Selección Mexicana Sub-23 escribió un capítulo más en la histórica rivalidad futbolista entre aztecas y cariocas. La Semifinal entre México y Brasil en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 ofreció un espectáculo futbolístico en el que sin importar la categoría, el Tri mostró nuevamente su capacidad de llegada a la portería rival, pero que poco sirve si el golpe final no termina dentro de las redes. México está fuera de la pelea del oro.
Con un proyecto de emergencia en manos de Ricardo Cadena tras la salida de Gerardo Espinoza, México Sub-23 llegó a tierras andinas con pocas posibilidades de ser contendiente a medalla, y con un horizonte al frente de rivalidad y espectáculo sudamericano con selecciones como Chile, Brasil o Uruguay.
Sin embargo, en un impulso, el Tri decidió no dejarle la fiesta futbolística a la región y sacó del camino a los charrúas para instalarse en la antesala de la Final. Aunque la labor no pintaba fácil, pues Brasil… el rival de mundiales, era lo que habría que vencer.
Con la indumentaria tradicional de colores amarillo y azul, Brasil lucía superior con jugadores altos y una porra conformada por brasileños y chilenos, pues hoy en el Estadio Sausalito era México contra la hermandad Chile-Brasil.
Entre el Chi-Chi-Chi-Le-Le-Le y el grito de gol carioca tempranero con solo dos minutos en el reloj, los dirigidos por Ricardo Cadena apelaron al ya tradicional “jugaron como nunca, perdieron como siempre”. Y es que México no había estado teniendo un juego competitivo en estos Panamericanos, de hecho el eliminar a Uruguay fue cuestionado.
Pero en la noche fría de Viña del Mar, los mexicanos mostraron su mejor juego. Tuvieron a Brasil sobre las cuerdas, el estilo de la Verdeamarela dejó de ser ofensivo para convertirse en una muralla de 11 futbolistas metidos en el área chica evitando remate tras remate.
Mycael Pontes cargó con Brasil, tal como lo hizo en otros juegos de Santiago 2023, el portero le arrebató con sus atajadas las ilusiones a los tricolores y garantizó que el duelo entre Chile y Brasil fuera un hecho.
El juvenil sacó del camino a México e hizo del futbol una fiesta sudamericana, digna de una Copa América o de Eliminatorias Conmebol; eso sí, la batalla sudamericana solo se vivirá en el varonil, pues en la femenil, México sí logró el cometido e incluso podría convertirse en campeona panamericana en tierras chilenas teniendo como víctima a las anfitrionas.
Ahora toca pelear contra Estados Unidos, esperemos que jueguen como hoy… y no se pierda como siempre.
