En 1939,la enorme distancia entre Delicias y la Colonia Nicolás Bravo, universalmente conocida como Kilómetro 92, era recorrida a caballo, en montura mexicana o tejana los varones, en albardón las damas, a pelo quienes no tenían ni montura ni albardón.
También se viajaba a bordo de carros de mula, animalito chicoteado por el conductor cuando se amachaba y ya no quería caminar. Hoy día, al primer chirreonazo que soltara tendría pronta denuncia interpuesta sin derecho a apelación por Anita Espinosa y sus huestes defensoras de cualquier criatura, vertebrada e invertebrada, alada o terrestre, anfibia o arácnida.
Otro medio de transporte era a pata, a paso de chancla, bordeando y saltando acequias y canales, cuidando el calcañal de los relampagueantes ataques de víboras y culebras traicioneras, tepocatas agazapadas o rabiosos coyotes matreros.
De cualquier manera iban y venían, sobre todo los sábados, día de raya, de antro y bailongo en Pueblo Nuevo, como entonces le decían a Delicias, aquel pequeño caserío nacido para algo grande.
Más de pronto irrumpió la modernidad en forma de aerodinámicos esteches pasajeros como el de la foto, que luego de darle cran partía raudo y en menos de media hora estaba allá, estaba acá, con pasajeros como estas tres chicas que están por abordarlo para irse de paseo a un mundo para ellas maravilloso: el maravilloso mundo de su juventud.
La central camionera estaba en Avenida Río San Pedro Norte, en la esquina de Casa Portillo, donde su dueño, Francisco Talamantes, se esmeraba en dar un servicio empresarial de calidad mundial.
En la otra foto, guardada por los Chacón López desde 1946 para este domingo, asistimos sin invitación impresa o electrónica, a la rumbosa boda de Rosa Chacón y Juan Manuel Jáquez, enamoradísima pareja de la Colonia Terrazas.
Como el contrayente no es visto en la toma, da lugar a varias especulaciones.
O era muy vergonzoso y se escondió detrás de la arboleda o, para que se fuera acostumbrando, la esposa lo despachó a un mandado, o se fue a Meoqui a reservar boletos VIP para el transatlántico que, le habían contado, salía al día siguiente del atracadero del San Pedro con proa al Caribe.
En el mes de las mujeres, mes por desventura violento y mortal en su contra, continuamos recordando a algunas de ellas, de las nuestras, unas célebres otras, la mayoría, anónimas, perdidas sus huellas en el largo túnel de los tiempos.
Por Carlos Gallegos/Cronista de Delicias