Por | Lic. Carlos Gallegos
Cada vez que paso por el Mercado Juárez me acuerdo de tanta historia que guarda su historia,de tantos locatarios que ahí han hecho su vida,de tantos clientes de ayer y de hoy que ahí han comprado, establecido amistades, escuchado los tañidos del Reloj Público, aspirado los olores de sus frutas, curado sus males con sus hierbas medicinales.
Sus viejas carnicerías y los viejos carniceros: los Robles, los Sandoval, Guillermo Espinosa, las enchiladas encebolladas de María la Sabrosa,la atención esmerada de don Raúl Mar Reyes, el trato amable de Lidia Sánchez, las pláticas interminables y las recetas naturistas de Juan Rete, la mirada amorosa de doña Delia Márquez, la alegría y las bromas de Alejan.
drino Sandoval, las botas, hebillas y el agua de sabores de Chory Ruiz Velázquez, los sabores de La Poblanita, los sombreros de Pascual González, los dulces y chuchulucos de Alfredo Martínez, El Famoso 13, los recuerdos políticos, como cuando vino Salinas de Gortari de candidato presidencial y los guarros no dejaron subir al templete a Rogelio Bejarano y en ha cambio Manuel Gándara hasta le ayudaron, apantallados por su woky toky de juguete, sentándolo a un lado del pelón.
Nuestro mercado,el pastel gigante de Delicias.
