Dos personas se encuentran en calidad de detenidas tras las muerte de un interno, adicto, anexado al centro de rehabilitación «Mi Casa es tu Refugio», a quien mataron a golpes. El llamado «centro de rehabilitación» sigue operando, pese a que en el interior se registró un homicidio. La dueña se fue para Chihuahua, según señalaron los encargados del lugar, un hombre y una mujer, que evitaron proporcionar sus identidades.
Saúl y Sadeer «N», son los nombres de los internos que están detenidos y sujetos bajo investigación por el asesinato a golpes del interno José Bernardino Velazco Barraza.
Ese centro de rehabilitación, ubicado en la calle Mártires de Chicago 1024, -o 37 sur-, se le han hecho observaciones varias veces por no contar con las especificaciones de un verdadero centro de rehabilitación y por no estar debidamente constituido, tiene actualmente 33 internos o anexados, a quienes se prefiere llamar «usuarios».
Allí tenían ingresado al Churros, un hombre atrapado por los vicios y quien tiene el nada honroso primer lugar en caidas a la cárcel pública municipal. Al Churros se le veía boteando para ese centro de internación.
Aunque el lugar luce pintado de blanco por fuera, de acuerdo a lo observado, es un lugar maloliente y sucio, en cuyos pasillos se ven a este medio día, basura, cucarachas muertas y botes de pintura. Ese pasillo comunica la calle con un cuarto donde se escuchan voces de internos quienes a groserías «realizan sus terapias».
Tanto la oficina como el «centro» tienen una alambrada y en la parte superior, enrollado, se observan alambres de púas. Además, las ventanas están cubiertas por láminas, de manera que no se permite ver el exterior.
Según los encargados del lugar, quienes no quisieron proporcionar sus identidades, reconocen que «al usuario sí lo mataron dentro del centro, pero no fueron padrinos ni patrocinadores, sino otros ‘usuarios'». La dueña o responsable del lugar, está en Chihuahua. Reconocieron también que sí tienen otro «centro de rehabilitación para mujeres», donde también se les dan ese tipo de terapias.
Cuestionados sobre las «terapias de shock» que se le proporcionan a los internor a base de golpes y humillaciones, las dos personas simplemente guardaron silencio, solo se limitaron a decir que así se acostumbra, aunque afirman que también tienen tratamiento psicológico, religioso y médico, pero no cuentan con ese personal de planta como parte de un equipo interdisciplinario que, en teoría, debe tener un verdadero centro de rehabilitación.