México.- El 36 por ciento de los profesionales en servicios de salud siente tensión o angustia de manera habitual, señala eI «Barómetro de la Salud Mental de los Trabajadores en México», desarrollado por Affor Health.
A ello se suma que, según un estudio encabezado por Abihai Lucas-Hernández y publicado en la Revista Médica del IMSS, el desarrollo de ansiedad, estrés y depresión durante la pandemia del Covid-19 fue notorio, principalmente, en los trabajadores de este sector, por el aumento de carga laboral y la presión psicológica.
Mario Becerril, médico cirujano y maestro en Salud Pública y Terapia Gestalt, señala que el problema nace desde la formación universitaria, cuando los médicos empiezan a tener cargas de trabajo exhaustivas que pueden mermar su salud mental, además de causar un deterioro de su salud física.
«Cuando hice mi año de internado, roté en Traumatología y Ortopedia, ahí te toca hacer guardias, que se nombran por abecedario, si te toca una guardia ABC ese día te quedas todo el día trabajando y sales hasta el siguiente», cuenta.
«Te asignan a una unidad de primer nivel de atención, donde hay médicos contratados y que son los responsables, pero muchas veces no hay recursos suficientes y el pasante se convierte en el único que da el servicio; te toca atender a todos los que lleguen, llenar formatos, hacer la toma de muestras y escribir los reportes».
Al respecto, la doctora Diana Guízar publicó el boletín «Burnout, Abandono y Suicidio», en el que refiere una prevalencia por agotamiento de entre el 37.9 y el 52.8 por ciento en todos los niveles de capacitación médica, situación que comienza desde los primeros años de estudio de medicina y es más común en menores de 40 años.
Sin embargo, Becerril lamenta que, muchas veces, no cuentan con el apoyo para gestionar sus emociones o tiempo para atenderse.
«No siempre hay recursos emocionales, te toca ser una máquina de trabajo, piensas que no hay posibilidad de hacerlo desde otro lugar».
Desde su propia experiencia como médico en formación y las que ha conocido por algunos colegas que siguen en el área clínica, reconoce la necesidad de disminuir las jornadas laborales y establecer espacios para la atención, algo que incluso sería recomendable para cualquier entorno laboral.
También recomienda estar atento a posibles cambios de estados de ánimo y procurar hacer una pausa para revisar qué están sintiendo, si no pueden expresarlo en palabras, podrían comenzar poniendo atención a su cuerpo.
«Personas que naturalmente cambian sus estados de humor, que experimentan ansiedad, que sufren crisis emocionales o tienen la sensación de pérdida de energía, digamos que esos serían los principales factores», describe el terapeuta.
Valdría la pena, aconseja, revisar qué pasa en su entorno laboral, pero, también, en el plano individual, y buscar ayuda profesional, ya sea terapéutica o psiquiátrica.
«Si el entorno no es apoyador, difícilmente esta persona va a poder aminorar alguna situación, por ejemplo, de desgaste ocupacional o, al menos, puede costarle más trabajo», señala Becerril.
Señales de alerta
Un estudió con 108 residentes del Centro Médico La Raza reveló que cursar una residencia médica provocó afecciones a su bienestar emocional.
- Refirieron estrés, burn out, depresión, ansiedad y agotamiento psíquico.
- Las fuentes de insatisfacción reportadas son la excesiva demanda asistencial o desempeñar actividades consideradas impropias.
- Hasta 60 por ciento de los médicos con ideas suicidas rechazaron buscar ayuda por temor de que pudiese afectar su licencia médica.
- Existe una estrecha asociación entre las alteraciones del sueño y las conductas suicidas.
Fuente: «Salud Mental y Suicidio del Médico en México: Un Tema Incómodo y Poco Explorado», Revista de Medicina Clínica en 2021.
Algunas causas
Existen prácticas en el desempeño de la profesión médica que potencian el problema, como:
- Largas jornadas de trabajo y turnos rotativos e irregulares
- Trabajo físico y emocional intenso
- Exposición al sufrimiento humano y la muerte
- Mayor riesgo de exposición a enfermedades y violencia.
Fuente: National Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH)