Washington.- Kamala Harris se comprometió a utilizar el poder del Gobierno para apoyar la manufactura nacional y ayudar a Estados Unidos a vencer a China en las industrias del futuro, acogiendo una política que coloca la intervención federal al centro de su plan económico.
Harris dijo el miércoles que, de ser electa Presidenta, apoyaría un nuevo crédito fiscal que invertiría decenas de miles de millones de dólares en la manufactura nacional. El crédito tendría como objetivo crear empleos en campos como la biotecnología y la producción aeroespacial, y fortalecer industrias tradicionales como la del hierro y el acero, indicó.
El Presidente Biden tiene mucho tiempo de impulsar este tipo de políticas, dedicando cientos de miles de millones de dólares a apoyar la fabricación de chips computacionales, vehículos eléctricos, baterías y otros productos de alta tecnología en el país.
Donald Trump también ha colocado la manufactura estadounidense al centro de su campaña económica, aunque el ex Presidente pretende utilizar aranceles de importación y un recorte específico al impuesto corporativo para apoyar a los productores nacionales. La campaña de Harris ha criticado las propuestas de Trump, diciendo que los costos de los nuevos aranceles probablemente serían trasladados a los consumidores estadounidenses, generando precios más altos.
Harris pretende pagar los 100 mil millones de dólares en créditos fiscales en el curso de una década elevando los impuestos a las ganancias en el extranjero de las empresas estadounidenses. El plan pide que el Congreso implemente el acuerdo global de impuesto mínimo corporativo, dijeron asesores de campaña.
La Vicepresidenta adoptó un tono moderado y pragmático en un discurso en Pittsburgh el miércoles, refiriéndose a sí misma como una capitalista que cree en una economía de mercado. Trump se ha esforzado por presentarla como una ideóloga de izquierda, refiriéndose a menudo a ella como «camarada Kamala».
«Uno de los temas recurrentes de la historia de EU es que cuando hacemos un esfuerzo intencional para invertir en nuestra fuerza industrial, eso conduce a una prosperidad y seguridad extraordinarias, no sólo durante años, sino durante generaciones», dijo Harris.
Los planes de Harris son en gran medida una extensión del esfuerzo de años de Biden por utilizar herramientas y finanzas gubernamentales para impulsar sectores clave de la economía. El enfoque, conocido en el lenguaje económico como «política industrial», cuenta cada vez con más apoyo de algunos republicanos, que han relajado sus convicciones de libre mercado para ayudar a Estados Unidos a competir con China, que utiliza préstamos respaldados por el Estado, capital y subsidios gubernamentales para apoyar a sus fabricantes.
Robert Barbera, economista en la Universidad Johns Hopkins, ve cierta justificación en adoptar el tipo de política industrial hacia la que se inclina Harris, cierta capacidad manufacturera es necesaria para la seguridad económica. «No quieres estar en una posición donde no puedas obtener los chips que necesitas para poner en tus autos y computadoras porque China te ‘la rayó'», señaló.
Pero Barbera también cree que el énfasis que tanto Harris como Trump han puesto en los empleos manufactureros simplemente explota el sentimentalismo por épocas pasadas.
«Existe una sensación de nostalgia respecto a su importancia porque los empleos en el sector manufacturero eran los empleos mejor pagados, estaban altamente sindicalizados y marcaban tendencias», indicó.
El empleo en fábricas ha seguido un camino errático en los últimos años. Creció en los primeros dos años de la Administración Trump, en enero del 2019 había 462 mil empleos manufactureros más, ajustados estacionalmente, que cuando asumió el cargo en enero del 2017. Pero se estabilizaron en el transcurso del año siguiente y luego cayeron bruscamente cuando llegó la pandemia. En enero del 2021 había 178 mil empleos manufactureros menos que cuatro años antes. Hasta agosto, Estados Unidos ha añadido 739 mil puestos de trabajo en el sector manufacturero durante la Administración Biden.
Aun así, la industria manufacturera representa ahora sólo el 8.1% de los empleos estadounidenses, una proporción ligeramente menor que al final del mandato del ex Presidente Barack Obama. En 1950, esa proporción promediaba el 31%.
Michael Hicks, profesor de economía en la Universidad Ball State, en Indiana, destacó que los costos de la política industrial para los contribuyentes a menudo superan los beneficios. La creación de empleos a partir de programas así, dijo, podría ser relativamente baja porque las fábricas de alta tecnología tienden a estar altamente automatizadas.
Hicks mencionó que el enfoque es útil cuando se trata de chips computacionales y otros elementos esenciales para la seguridad nacional.
«Si esto se hiciera con la fabricación de textiles en el país para poder comprar jeans más baratos, entonces la respuesta sería no porque los beneficios de migrar la fabricación de textiles de Vietnam o China a Estados Unidos son cero», dijo.
En su discurso, Harris retrató sus créditos fiscales propuestos como un pilar clave de la «Economía de Oportunidades» que ha estado promoviendo en las últimas semanas. El término cubre muchas de sus políticas destinadas a ayudar a los estadounidenses de clase media, incluyendo más ayuda para padres, cuidadores y compradores de viviendas; inversión en pequeñas empresas; y una prohibición a la especulación de precios para ayudar a los consumidores batallando con varios años de alta inflación.
Harris estaba hablando en el Club Económico de Pittsburgh, ante un público probablemente receptivo a la idea de restaurar la industria manufacturera de EU. Ambos partidos se están peleando el apoyo de los sindicatos y los obreros, que son clave para la votación en los grandes Estados indecisos.
Harris ha tratado de reducir la ventaja de Trump entre los electores en materia de economía antes del inicio de la votación anticipada en los Estados en disputa, y algunas encuestas arrojan que la ventaja del ex Presidente está disminuyendo.
En las últimas semanas de la campaña, ambos partidos están haciendo promesas de ayudar a la clase media reduciendo la inflación y creando empleos más lucrativos que no requieran educación universitaria. El discurso de Harris destacó una serie de otras propuestas que ha mencionado antes, como la construcción de millones de casas para reducir los costos de la vivienda y la reducción de impuestos para los estadounidenses de clase media.