La Arquidiócesis Primada de México extendió una invitación al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador para que conozca directamente la realidad del fenómeno migratorio que enfrenta la Ciudad de México, sobre todo cuando actualmente las casas del migrante de la iglesia católica en todo el país «han sido rebasadas por una realidad que no puede negarse».
Si el ejecutivo federal acepta la invitación, caminará sólo unas cuantas calles desde la parte trasera de Palacio Nacional hasta la Parroquia de la Santa Cruz y Nuestra Señora de la Soledad, templo católico ubicado en el Barrio de la Merced que desde hace dos años alberga a cerca de mil 600 personas migrantes en promedio todas las noches y a las cuales les proporciona con ayuda de algunas personas y empresarios desayuno, comida y cena.
“Le hago un llamado al presidente a que estamos atrasito de él, atrás de palacio nacional a que se dé una vuelta y poder dialogar con los mismos migrantes y dar una solución porque podemos hablar mucho sobre los migrantes, pero si no nos metemos a su realidad y a sus necesidades, pues solamente se queda en el discurso», planteó el presbítero Benito Javier Torres, responsable de la Parroquia de la Santa Cruz al señalar que desde diciembre pasado el número de personas procedentes de Venezuela, Honduras, Ecuador y Haití se ha incrementado notablemente.
La invitación a López Obrador surgió cinco días después de que se reunió por primera vez con la totalidad de los integrantes de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) durante su 115 asamblea plenaria, en la cual – a decir del obispo auxiliar del arquidiócesis de México, Francisco Javier Acero -el presidente proporcionó «otros datos» pero ninguno relacionado con la crisis migratoria que vive nuestro país.
«Nosotros desde la Arquidiócesis de México hemos enviado notas informativas sobre este problema, pero también la Conferencia del Episcopado ha mandado estas notas informativas y en un encuentro que se tuvo en la Casa Lago hace una semana aproximadamente con el señor presidente se le habló de esta preocupación por parte del Episcopado Mexicano sobre la emergencia migratoria que hay en el país. La respuesta, pues, él tenía otros datos y nos expuso otros datos», indicó el obispo.
¿Exactamente qué les dijo el presidente a los obispos sobre este tema? abundaron los representantes de los medios de comunicación convocados este martes a un recorrido por las instalaciones de la Parroquia de la Santa Cruz para platicar con los migrantes que han encontrado refugio en ese lugar y visibilizar su situación y los esfuerzos de la iglesia católica para brindarles atención humanitaria.
La reunión duró una hora, el presidente estuvo ahí; nosotros le externamos los problemas que había, problemas que tocamos en las realidades de todo el país, problemas de las parroquias, es un conocimiento el que tenemos y son los problemas migratorios de seguridad nacional (…) Él lo que hizo fue darnos datos económicos y darnos datos a nivel federal del país, de los datos de la incidencia de homicidios que ha bajado, de robos, lo mismo que ustedes si van a una mañanera, ahí están, son sus datos, es el presidente y nosotros como iglesia respetamos al gobernante que haya, pero bueno vivimos en una realidad y tenemos que estar atentos a las necesidades del prójimo, detalló el obispo Francisco Javier Acero.
Claro en establecer que lo que buscan como iglesia es ayudar a la solución, no generar un problema mayor y tampoco politizar las migraciones desordenadas, el obispo auxiliar de México dijo que la intención de la arquidiócesis es hacer un llamado a las autoridades federales para ofrecer una mejor atención a los migrantes que cruzan por la Ciudad de México en su anhelo de llegar a los Estados Unidos.
En ese sentido, el padre Juan Luis Carbajal, director de la pastoral de Movilidad Humana reveló que en diversas ocasiones se han reunido con el director del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, para plantearle las dificultades que sortean y poder instalar una mesa de diálogo con el consejo ciudadano de dicha dependencia, más la instalación de la mesa aún no tiene respuesta.
Estimó que siendo la Ciudad de México una ciudad santuario para los migrantes, los problemas en la atención que se les da no son las más idóneas y requieren de visas humanitarias, además de atención médica, psicológica, y pese a que su deseo no es quedarse en México «no tienen alternativas seguras para continuar» abundó el padre Carbajal.
Luego de los planteamientos anteriores por parte de los religiosos, se ofreció un recorrido por los principales espacios de la parroquia que ha dejado de celebrar bautizos y primeras comuniones para dar albergue temporal a los migrantes que viajan junto con sus familias.
En los lugares donde tradicionalmente se colocan las bancas para escuchar la misa, hoy se observan colchonetas y cobijas y se escucha el correr de niños y niñas que coinciden en decir que lo más difícil de su tránsito hacia los Estados Unidos fue pasar por la selva de Panamá, pues no sólo hay acantilados y piedras, sino encontrarse con restos humanos de migrantes que perecieron en su intento por encontrar una mejor vida.