viernes, octubre 18, 2024

DON CUCO Y DOÑA XÓCHITL

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Año de 1942, año de contrastantes realidades.
Mientras en Europa, África y Asia tenía lugar la sangrienta Segunda Guerra Mundial, con Stalin, Churchill, Hiroito, Mussolini, de Gaulle, Roosevelt, Truman y otros carniceros disputándose el predominio del orbe, en Delicias la vida era mucho más tranquila.
Aquí se ocupaban de la siembra y la cosecha, del incipiente comercio, de las diversiones sanas y de las no tanto, de voltear hacia el cielo en busca de la nube negra que trajera la lluvia, de organizar cooperativas y empresas como Bodegas de Delicias y la Vinícola, de gestionar y construir escuelas como el Colegio La Paz, de ir al Algodonero a tomarse un pisto, de visitar los antros de la Zona de Tolerancia a echar la bailada con alegres y pintarrajeadas muchachonas, de buscar el chivo diario, de ir al Cine Alcázar a ver las asombrosas películas que llegaban en el tren en rollos de 35 mm, de practicar deporte y de otras rutinas pueblerinas.
Eso, el deporte deliciense, empezaba a despuntar, como lo evidencia esta foto de la colección Guillén Porras, en el que el atlético y aéreo Jaime Medina Máynez, notable empresario y Alcalde 1950/52, en los días de su dorada juventud, salta la garrocha, disciplina en la que destacó a grandes niveles, a tan encumbradas alturas que en representación de Chihuahua fue al Distrito Federal, hoy CDMX, a saludar la gorda mano diestra de Manuel Avila Camacho, el robusto y plácido poblano que cobraba como Presidente de la República y que vivía en una modestona finca conocida como Rancho La Hormiga y luego como Los Pinos, no en palacios imperiales como otro de hoy día.
Imposible no intercalar grilla e historia en estos días en que no se habla más que de Xóchitl y sus coloridos huipiles.
En la otra foto de este tórrido domingo, los Torres Amparán, parientes cercanos del gran Alfonso Amparán, nos presentan a Cuco Torres, de aquellos legendarios fundadores de Delicias llegados del sur cercano, de La Cruz, de Corraleño de Juárez, de Camargo,de Boquilla, San Pancho,
y otros ranchos y caseríos tan caros a nuestra memoria.
La cámara lo captó en su viñedo La Garza, enfrente de donde hoy está el Tec.
Don Cuco fue alegre, ocurrente, irreverente, de mucho y muy variado y florido léxico, afanoso agricultor, empresario antrero, dueño de una de las primeras camionetas que hubo en el pueblo.
Nunca sacó licencia y cuando algún agente vial lo quería multar por la falta del documento o porque se estacionaba donde le daba la gana, se tentaba el cuadril derecho al tiempo que le decía al azorado genízaro:»Má, %$#&, si yo hice este pueblo».
Lo que les digo: imposible no acordarse de Xóchitl Gálvez.

Por Carlos Gallegos Pérez | Cronista Municipal de Delicias

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