Cuatro años después de los Juegos Panamericanos de 2019 y a exactos 100 días del comienzo de la edición de 2023, la mexicana Paola Espinosa Sánchez cree que su retiro le sirvió para entender que es un ser humano vulnerable, pero con más tiempo para ella y su familia.
La saltadora, considerada la más ganadora en el último siglo en América Latina, se bajó del trampolín hace un año y aún sigue experimentando los cambios en su vida y su rutina.
En mayo de 2022, Espinosa, medalla olímpica de bronce en Pekín 2008 y de plata en Londres 2012 en la prueba de sincronizados en plataforma de 10 metros, anunció su retirada después de 28 años de carrera.
En ese tiempo la vida de Paola se concentró en mejorar su técnica de saltos. Para ello aprendió a comer sano y dormir muchas horas.
En la actualidad, la mexicana no descuida otros aspectos de su vida, como el pasar más tiempo con su hija Ivana.
El trabajo duro le rindió frutos ya que no sólo ganó dos metales olímpicos, sino que obtuvo un campeonato del mundo en Roma 2009 en la plataforma de 10 metros, el Premio Nacional de Deportes 2019 y 13 medallas en los Panamericanos, incluidas dos de bronce en Lima 2019.
Además de replantear sus rutinas y disfrutar más tiempo con su hija, Paola Espinosa atiende un proyecto personal, la fundación que lleva su nombre, con la cual aspira a combatir la obesidad y el acoso infantil con activación física.
Ella no se ve como entrenadora en el futuro.
De lejos ve el problema que ha causado el desconocimiento del presidente de la Federación Mexicana de Natación por parte de World Aquatics, que provocó que los atletas de disciplinas del agua no reciban recursos del gobierno y tuvieran que acudir a la iniciativa privada o a emprendimientos particulares.
Espinosa, que buscó ser diputada en 2021, también sueña con poder ayudar a solucionar problemas que aquejan a sus ex compañeros que deciden entrar en la política.
Pero tampoco se mete presión para que sea pronto. Las nuevas prioridades dicen que, primero ella y su familia.