El Cruz Azul se trauma con el América. Se paraliza. Se vuelve gris y la burla. Un temor que al final de la noche resultó en otra humillación de La Máquina, pero en un vuelo pletórico de las Águilas (1-3).
La afición americanista, a pesar de la etiqueta de visitante, le restregó a sus contrarios el anterior episodio del Clásico Joven, el 7-0 que perdura y que con derrotas nuevas como esta, se agudiza.
La clave, la mentalidad. Ésa que le juega chueco a los cementeros desde hace décadas, con todo y que tomaron la delantera en el marcador, gracias al tanto de Uriel Antuna (12’).
Álvaro Fidalgo sintió por momentos que el mundo se le venía encima. El español, consentido del americanismo, se resbaló justo cuando a Antuna le cayó el rebote.
El técnico Fernando Ortiz miraba desde un palco, pero su filosofía en el vestidor se hizo notar: cae uno, caen todos. Por ello, el respaldo inmediato al compañero en desgracia anímica. Pese a la ventaja, los cementeros ni se inmutaron. Su prioridad fue mantener la defensa como una caja fuerte.
Después del aviso del Cabecita con un disparo que se estrelló en el poste, apareció el héroe recurrente, Alejandro Zendejas, con una máscara negra por su multifractura de nariz y con esa nueva imagen se enalteció con un doblete.
Para el colmo del cruz Azul, el segundo tiempo lo jugó con un hombre menos, por la expulsión de Michael Estrada. Cruz Azul volvió a ser Cruz Azul, con sangre liviana en las venas y sin agallas.
Henry Martín fulminó todo rastro de esperanza con un golazo de ruleta. Firmó un tanto más a la cuenta, para seguir en la cima del goleo individual (13) y sobre el orgullo pisoteado del Cruz Azul.
El Tano Ortiz había advertido que para él no era un Clásico. Jugándolo así, el Cruz Azul no hace más que darle la razón.
Afición de Cruz Azul encuentra a un nuevo villano
El adagio es que Cruz Azul suele achicarse cuando juega con el América y los culpables de derrotas vergonzosas cambian sólo de cara.
Ahora toco turnó a Michael Estrada, quien se tapó el rostro por la pena de irse expulsado y también para que la gente no viera sus lágrimas.
El delantero ecuatoriano será recordado como el villano de un Clásico que estaba parejo, hasta que rompió el esquema al dejar a su equipo en desventaja numérica.
La afición de Cruz Azul cuestiona su estancia. En 23 partidos de agosto a la fecha sólo tres goles y esta vez repercutió directamente en una de las derrotas dolorosas del año.