Cada vez más adultos reducen sus horas de descanso por debajo de lo recomendado, lo que eleva el riesgo de enfermedades, según la ciencia.
Estudios recientes confirman que la falta de sueño afecta regiones claves del cerebro y se asocia con problemas cardiovasculares, metabólicos y cognitivos.
Cifras señalan que el 31% de la población adulta no duerme entre 7 y 9 horas por noche, mismo que es el rango sugerido por la Fundación del Sueño de Estados Unidos.
Esta falta de sueño sostenida ya no se considera solo un problema de cansancio cotidiano, sino un factor que impacta de forma directa la salud cerebral, metabólica y cardiovascular.
A largo plazo, también se asocia con mayor probabilidad de obesidad y diabetes tipo 2, además de afectar la memoria y la capacidad de juicio.






