lunes, octubre 20, 2025

ASÍ AFECTA COMER ANTES DE DORMIR A LA DIGESTIÓN Y METABOLISMO

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Cenar tarde se ha convertido en un hábito común en la vida moderna, pero pocas personas son conscientes de cómo este horario puede afectar a su organismo. Comer justo antes de dormir no solo altera la digestión, también impacta en el metabolismo y en la calidad del descanso.

De acuerdo con un estudio publicado en MDPI, no solo importa qué comemos, sino también cuándo lo hacemos. Esa es la premisa central de la crononutrición, una rama emergente de la ciencia que estudia cómo el momento en que consumimos alimentos interactúa con nuestros ritmos circadianos, los relojes biológicos internos que regulan funciones como el metabolismo, el sueño, la digestión y la liberación hormonal.

Según el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre (NHLBI) de Estados Unidos, la rutina alimentaria moderna ha cambiado drásticamente. Vivimos en un entorno 24/7, con horarios irregulares, cenas tardías y hábitos que muchas veces no se alinean con nuestro reloj biológico natural, lo que puede tener consecuencias importantes para la salud.

Un artículo publicado en Frontiers in Endocrinology destaca que comer muy tarde o a deshoras puede desajustar el reloj circadiano y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como obesidad, diabetes tipo 2 y trastornos cardiovasculares. En otras palabras, el momento de nuestras comidas es tan determinante como la calidad de lo que comemos.

Qué sucede en tu cuerpo si cenas tarde
Cenar justo antes de dormir puede parecer inofensivo, pero tiene varias consecuencias negativas para el cuerpo:

  1. Digestión más lenta y sensación de pesadez

Cuando comemos cerca de la hora de dormir, el sistema digestivo tiene menos tiempo para procesar los alimentos, lo que puede causar reflujo, acidez, gases o una molesta pesadez.
Además, durante la noche el metabolismo funciona más lentamente, facilitando la acumulación de grasa.

  1. Sueño de menor calidad

Diversos estudios han demostrado que cenar tarde está relacionado con un sueño de peor calidad.
Una investigación publicada en Sleep Advances concluyó que las personas que cenan menos de tres horas y media antes de acostarse presentan mayores dificultades para conciliar el sueño y sufren despertares frecuentes durante la noche, ya que el organismo sigue ocupado con la digestión cuando debería estar enfocado en la reparación y el descanso celular.

  1. Alteración del metabolismo

El impacto en el metabolismo es uno de los efectos más relevantes.
Una revisión publicada en JAMA Network Open encontró que las personas que concentran la mayor parte de sus calorías durante las primeras horas del día pierden más peso, tienen mejor control de glucosa y un perfil lipídico más saludable que quienes cenan abundantemente por la noche.

En resumen, cenar tarde puede alterar el equilibrio hormonal, reducir la eficiencia digestiva y afectar tanto el metabolismo como la calidad del descanso.

¿A qué hora conviene cenar según la ciencia?
La evidencia científica más reciente coincide en que cenar con varias horas de antelación antes de dormir es clave para optimizar la salud.

Un estudio publicado en Frontiers in Endocrinology sugiere que lo ideal es cenar entre 18:00 y 20:30 horas, dependiendo de los horarios personales, para permitir que la digestión ocurra antes del descanso nocturno.
Esto favorece el control del peso, mejora el metabolismo de la glucosa y reduce el riesgo de enfermedades crónicas.

Asimismo, un estudio de PLOS ONE encontró que las personas que cenan más temprano reportan mejor calidad del sueño, menos despertares nocturnos y un descanso más reparador, en comparación con quienes cenan después de las 21:00 horas.

Otro aspecto fundamental es la consistencia: cenar a la misma hora todos los días ayuda a sincronizar los ritmos circadianos, optimizando la función hormonal y digestiva.

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