martes, septiembre 9, 2025

LA LUCHA POR SOBREVIVIR: MADRE AGREDIDA EN SECUNDARIA TÉCNICA 52 ROMPE EL SILENCIO

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Delicias, Chih.- Entre los pasillos de la Escuela Secundaria Técnica 52, el silencio fue testigo de la desgarradora lucha por la vida que vivió una madre de familia, quien hoy rompe el silencio para narrar la pesadilla que vivió al ser atacada con un hacha y una navaja por una estudiante, mientras la institución educativa —en lugar de tenderle la mano— la abandonó a su suerte.

El hecho ocurrió durante una aparentemente tranquila junta escolar. Ella caminaba hacia los sanitarios cerca de la cafetería cuando, de repente, fue sorprendida por la agresora. Lo que siguió fue un momento de terror y sangre, pero también de una sobrecogedora soledad.

“Defendí mi vida. No supe qué pasó con mi agresora… y comenzó a brotar mucha sangre de mi cabeza”, relató con voz quebrada la mujer, quien aún lleva en su cuerpo y memoria las marcas de la agresión. Pero lo más doloroso vino después: “Los maestros y el personal de la escuela no me auxiliaron, ni llamaron a la policía ni a la ambulancia. Eso duele más que las heridas: la omisión de ayuda”.

El tiempo pasó lentamente. La sangre se acumuló a sus pies formando un charco que, para cuando por fin llegó la ambulancia, ya se había solidificado. “No fue un simulacro, sí pasó algo. Luché por mi vida”, insistió con firmeza, mostrando las imágenes de sus heridas, los vendajes y los vestigios de violencia que quedaron impregnados en el suelo de la escuela.

Sus palabras han desatado una ola de indignación entre la comunidad de padres, quienes claman por acciones inmediatas que garanticen la seguridad en las escuelas. No solo exigen justicia por el cobarde ataque, sino también por el abandono institucional que convirtió un acto de violencia en una experiencia cercana a la muerte.

Hoy, esta madre valiente no solo lucha por sanar sus heridas, sino también por que nadie más tenga que pasar por lo mismo. Su voz, cargada de dolor pero también de fortaleza, es un recordatorio de que a veces la peor herida no es la que se ve, sino la que inflige la indiferencia.

INFORMACIÓN DE RADIZA

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