El caldo de pollo es uno de esos platillos que muchos asociamos con días en los que estamos enfermos o con el toque reconfortante de la cocina de las abuelas.
Sin embargo, sus beneficios van mucho más allá de aliviar un resfriado: es nutritivo, fácil de digerir y contiene compuestos que ayudan al cuerpo de varias formas.
Estos son cinco beneficios que lo convierten en un alimento ideal para incluir en tu dieta:
Fortalece el sistema inmunológico
Contiene minerales como zinc y selenio que ayudan a las defensas del cuerpo. También aporta aminoácidos como la cisteína, que ayuda a reducir la mucosidad y tiene efecto antioxidante.
Ayuda a recuperarse de gripes y resfriados
Su efecto antiinflamatorio alivia la congestión nasal y la irritación de garganta. El vapor actúa como descongestionante natural, y su combinación de líquidos, proteínas y electrolitos repone energías rápidamente.
Mejora la digestión y la salud intestinal
La gelatina que se obtiene del colágeno de los huesos ayuda a reparar el revestimiento del intestino, útil para personas con inflamación o problemas digestivos.
Hidrata y repone electrolitos
Gracias a su contenido de sodio, potasio y magnesio, hidrata de forma natural sin azúcares añadidos. Es ideal después de hacer ejercicio o en climas calurosos para evitar calambres y mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo.
Protege huesos y articulaciones
Es rico en minerales como calcio, fósforo y magnesio, importantes para la salud ósea. El colágeno favorece el cuidado de cartílagos y tendones.
