En esta época marcada por las prisas, agotadoras jornadas laborales y el ilusorio reino de las redes sociales, las personas viven afligidas por lo que bien podría denominarse como un «culto al alto rendimiento».
Así lo define la psicóloga clínica y doctora en psicoterapia Delia Hinojosa, para quien tal inmediatez e hiper exigencia en el día a día llevan muchas veces a una desconexión con las propias emociones, a negar el cansancio y a ignorar no sólo el estrés sino aquello que duele a nivel emocional.
«En este sentido, sí creo que el autocuidado es un acto de resistencia frente a una cultura que promueve el agotamiento emocional», subraya en entrevista telefónica Hinojosa, expresidenta y miembro de la Asociación Psicoanalítica Mexicana (APM).
El 24 de junio pasado comenzó el Mes del Autocuidado, que culmina con el Día del Autocuidado este 24 de julio, fecha simbólica elegida para resaltar que el cuidado sí puede practicarse las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
«El autocuidado no es un lujo, sino una manera de reconstruir un vínculo con uno mismo. Implica darle un lugar y un sentido a tu propia vida; tu vida sí importa. Y cuando uno se cuida, puede cuidar mejor a los otros».
Delia Hinojosa, Psicoterapeuta
No se trata de esos hábitos o rutinas saludables que cada tanto llegan a ponerse de moda, sino de algo mucho más profundo: la capacidad que cada quien posee para protegerse y regularse emocionalmente, en palabras de la doctora Hinojosa.
«Es decir, implica poder distinguir lo que uno necesita de lo que el entorno exige; escuchar, de alguna manera, nuestro propio deseo, y no sólo la demanda», agrega la especialista.
«Cuando no hay un espacio para este cuidado emocional, aparecen una diversidad de síntomas como ansiedad, irritación, somatizaciones, insomnio e incluso cuadros depresivos más intensos».
De ahí que algo que los expertos observan en la clínica con mucha frecuencia hoy día sea el síndrome de burnout, que además de un severo agotamiento también provoca el descuido de las relaciones sociales y familiares.
Tampoco es de mucha ayuda la exposición constante a ese mundo en apariencia perfecto que suelen exhibir las redes sociales, y por el que las personas se pueden llegar a sentir muy devaluadas; «y en esa lucha por querer dar lo mejor de sí mismo viene este sobreesfuerzo que lleva a la gente al límite», remarca Hinojosa.
La expresidenta de la APM enlista como obstáculos para un buen autocuidado sentir culpa por descansar, el miedo a la decepción y la necesidad de ser indispensables; «son fantasmas inconscientes que impiden ese autocuidado».
«En muchas personas hay una identificación con el sacrificio como única forma de tener valor», prosigue. «Entonces, cuidarse se vive como un egoísmo o una debilidad, cuando es más bien la posibilidad de tener una mejor realidad».
Entre las estrategias básicas de autocuidado lo primero es tomarse un instante para escuchar el propio cuerpo, hacerse consciente de aquellos malestares que quizás son un llamado a bajar la intensidad de la rutina; «muchas veces el síntoma es la voz de nuestro inconsciente que hay que escuchar», apunta Hinojosa.
Establecer límites también es importante; es decir, aprender a decir que no también es una manera de cuidarse. Y, además, hay que permitirse de pronto una pausa sin sentir culpa, añade la psicoterapeuta, resaltando que «el descanso no debemos de sentirlo como un premio, es una necesidad física y emocional».
«Y, finalmente, pedir ayuda; nosotros no somos héroes de nosotros mismos, y a veces requerimos pedir ayuda para poder evitar un riesgo emocional o un riesgo incluso físico», continúa la especialista, quien enfatiza el psicoanálisis como una vía poderosa para el cuidado de sí mismo dada la exploración que propicia de las fantasías inconscientes que influyen en las emociones, en las decisiones y en las relaciones con los demás.
¿Cuándo buscar ayuda especializada?
Cuando uno se siente que todas las cosas lo desbordan. Es eso que se dice de «tener la mecha corta», o sea, la incapacidad de tolerar las frustraciones del mundo de una manera adecuada que nos permita detenernos, reflexionar y actuar adecuadamente. Cuando eso ya no lo podemos hacer y reaccionamos de manera impulsiva, cuando ya no tenemos una claridad emocional de lo que nos está pasando, cuando las relaciones interpersonales se ven afectadas y de repente todo el mundo se empieza a alejar de ti o empiezas tú a tronar y a pelearte con todo el mundo; y cuando nuestros niveles de estrés y ansiedad no disminuyen ni nos permiten dormir ni comer adecuadamente, ése es el momento de ir a terapia porque hay algo que está destruyendo tu entorno.
¿El psicoanálisis sigue siendo vigente frente a la gran oferta terapéutica actual?
El dolor psíquico, pues sí, ha cambiado de rostro. Antes los síntomas eran en un tono más neurótico; hoy en día nuestra clínica emocional atiende más problemas de vacío, de colapso, de fragmentación, de pérdidas de sentido. Antes la angustia se expresaba con palabras; hoy se manifiesta en el cuerpo, en adicciones, en esta hiperconectividad tan fuerte, pero con una desconexión emocional tan grave. Hoy el sufrimiento contemporáneo tiene otras caras, y el psicoanálisis ha sabido reinventarse frente a esto.
Ante la idea de que el psicoanálisis es una práctica costosa y que requiere de múltiples sesiones por semana, Hinojosa contrasta poniendo como ejemplo el programa «Estoy contigo» que la APM lanzó para dar atención de forma gratuita y remota luego del sismo del 19 de septiembre de 2017 y durante la pandemia de Covid-19.
La especialista invita a los interesados en esta forma de atención a ponerse en contacto con la Asociación a través del número 55 5596 0009.
Detente, escucha, reconoce
Un primer paso sencillo hacia el autocuidado es:
- Dedica 5 minutos al día a escuchar lo que sientes: tristeza, enojo, cansancio, alegría, frustración, etcétera.
- Anótalo en una hoja, y evita juzgarte por sentirte así.
- Si notas patrones que se repiten o se vuelven difíciles de manejar, puedes considerar acercarte a un espacio terapéutico.
Algunos beneficios del autocuidado son: - Mayor claridad emocional: identificar qué nos afecta y por qué, en lugar de reaccionar de forma impulsiva.
- Relaciones más saludables: al conocernos mejor, podemos establecer límites y vínculos más auténticos.
- Reducción del estrés y ansiedad: entender de dónde vienen esos sentimientos permite darles un lugar sin que nos dominen.
- Sentido de bienestar verdadero: no un bienestar superficial, sino uno que nace de una conexión más profunda con nuestra propia historia y deseos.
FUENTE: Asociación Psicoanalítica Mexicana (APM).
