El camote es un tubérculo ancestralmente valorado no solo por su sabor dulce y versatilidad culinaria, sino también por sus destacadas propiedades curativas. Es una fuente natural de energía, vitaminas, minerales y antioxidantes, lo que lo convierte en un alimento funcional que aporta beneficios significativos para la prevención y tratamiento de diversas afecciones.
Entre sus principales propiedades destaca su alto contenido en betacarotenos, pigmento vegetal que el organismo transforma en vitamina A, la cual es esencial para la salud visual, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la regeneración de la piel. Su consumo frecuente puede prevenir deficiencias nutricionales, sobre todo en poblaciones con acceso limitado a una dieta equilibrada. Además, sus antioxidantes ayudan a contrarrestar el envejecimiento celular y enfermedades crónicas.
Otro beneficio clave del camote es su aporte en fibra dietética, que favorece el tránsito intestinal, mejora la digestión y fortalece la microbiota intestinal. Esto no solo previene el estreñimiento, sino que también refuerza el sistema inmunológico. Su bajo índice glucémico lo convierte en una opción ideal para personas con diabetes tipo 2, al mantener estables los niveles de azúcar en sangre sin causar picos de glucosa.
Las variedades moradas del camote contienen antocianinas, compuestos con propiedades antiinflamatorias que ayudan a reducir la inflamación crónica, lo cual es crucial en la prevención de enfermedades cardiovasculares, artritis y ciertos tipos de cáncer. A esto se suman la vitamina C, que favorece la producción de colágeno y fortalece el sistema inmune, y el potasio, que regula la presión arterial y apoya la salud cardiovascular y neuromuscular.
