martes, marzo 18, 2025

EL RETO DE REDUCIR UN CORAZÓN PARA ALIVIARLO

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Aunque en el imaginario popular poseer un «gran corazón» sea motivo de elogio, para el ámbito médico el crecimiento desproporcionado de dicho órgano es, más bien, señal de alarma.

Y es que podría tratarse, por ejemplo, de la llamada miocardiopatía hipertrófica (HCM, por sus siglas en inglés), una enfermedad hereditaria en la que partes del músculo cardíaco se vuelven anormalmente gruesas, lo que dificulta que el corazón bombee sangre a través del cuerpo.

«Cuando la HCM se acompaña de obstrucción del tracto de salida del ventrículo izquierdo, se recomienda la terapia médica como tratamiento de primera línea», expone a REFORMA el cardiólogo Mackram Eleid, refiriendo el uso de betabloqueadores y otros medicamentos para ayudar al corazón a contraerse y relajarse de manera correcta.»Si los pacientes continúan con síntomas a pesar de la medicación, recomendamos una terapia de reducción septal que puede incluir miectomía quirúrgica o ablación con alcohol (ASA, por sus siglas en inglés)», agrega el experto en cardiología intervencionista y ecocardiografía de la Clínica Mayo, recientemente de visita en el País para participar en un simposio en el Instituto Nacional de Cardiología (INC) Ignacio Chávez.
Dicho de otra forma, lo que se tiene que hacer es reducir ese tejido engrosado para facilitar la dinámica del corazón, y la forma tradicional de lograrlo es con un cirujano extirpando parte del músculo en un procedimiento quirúrgico a corazón abierto, lo cual se conoce como miectomía.

Sin embargo, a mediados de la década de 1990 el cardiólogo alemán Ulrich Sigwart llevó a cabo el primer procedimiento de ASA en el Hospital Brompton de Londres, y desde entonces se ha difundido y adoptado como método de atención para la HCM a tal grado que se registra un retroceso importante de la miectomía en algunos países europeos.Esto se debe a que la ASA no requiere de una incisión en el tórax, sino que se realiza por medio de un fino catéter introducido a través de una arteria a nivel de la ingle, desde donde se inyecta alcohol. Como el alcohol es tóxico para las células del corazón, el músculo que lo recibe sufre daño irreversible, y se forma una cicatriz más fina que el tejido engrosado, por lo que el problema de la obstrucción queda resuelto y el flujo de sangre mejora.»La mayoría de los pacientes (con HCM) podrían ser candidatos para ASA, pero depende de la anatomía del ventrículo izquierdo y la válvula mitral, así como de la anatomía de la arteria coronaria», precisa Eleid, quien destaca que la recuperación por este procedimiento mínimamente invasivo es más rápida en contraste con la alternativa quirúrgica.Ya que la zona anormalmente engrosada suele ser el tabique ventricular -o septo-, que es la pared muscular que separa las cámaras inferiores derecha e izquierda -conocidos como ventrículos- del corazón, los pacientes que se someten a la reducción septal se sobreponen a varios de los síntomas que produce ese corazón que tiene que trabajar más para bombear, incluida la fatiga, dificultad para respirar y dolor en el pecho.Entonces, si bien como tal no quiere decir que ya no haya HCM, pues los pacientes «seguirán teniendo endurecimiento del músculo cardíaco y engrosamiento muscular en otras localizaciones», a decir de Eleid, los síntomas relacionados con la obstrucción sí se pueden dar por superados. Y esto no es cosa menor.En una entrada en la Gaceta Médica de México en 2016, especialistas del INC apuntaron que en este centro se confirmó el diagnóstico de HCM en 136 pacientes entre los años 2000 y 2014, de un total de 81 mil 460 individuos atendidos; esto indica una prevalencia del 0.16 por ciento de dicha enfermedad, que es la causa más frecuente de muerte súbita en deportistas y pacientes jóvenes.El cardiólogo Enrique Berrios, por su parte, estima que en el País puede haber por lo menos 250 mil personas con HCM; «y el problema principal que tenemos es que solamente 10 por ciento de estos casos son diagnosticados», ha advertido el médico adscrito al Hospital Español de México (REFORMA 25/08/2024).
¿Libre de riesgos?

Algo importante a destacar es que la expresión «mínimamente invasivo» no significa inocuo; es decir, el tratamiento por ASA no está exento de riesgos.

«Los riesgos incluyen la necesidad de un marcapasos y sangrado. Si la ablación se realiza en un sitio no deseado, pueden producirse daños al corazón», reconoce Eleid.En otras palabras, puede generarse un bloqueo del estímulo eléctrico del corazón, por lo que llega a ser necesario el implante de marcapasos permanente.De ahí la importancia de conocer con precisión el área donde se realizará la reducción septal mediante el alcohol, y de que se haga por especialistas y en las mejores instituciones; «se podría realizar en cualquier lugar donde haya laboratorios de cateterismo cardíaco, pero se necesita una formación especializada en cardiología intervencionista», subraya Eleid.En un artículo publicado en la Revista Mexicana de Cardiología en diciembre de 2013, especialistas del Departamento de Hemodinamia e Intervencionismo del Hospital de Cardiología del IMSS, en Monterrey, resaltan la ASA como una opción terapéutica prometedora en pacientes con resistencia al tratamiento médico, siempre que se haga uso del control ecocardiográfico para optimizar la visualización de la zona septal en la que se realice la ablación.»Sin embargo, la posible aparición de complicaciones y los tiempos de seguimiento todavía limitados exigen una cuidadosa selección de los pacientes», advirtieron entonces.»Con objeto de evitar una proliferación excesiva de esta técnica, queremos subrayar la importancia de limitar la realización de la ablación septal con alcohol a unos pocos centros de referencia en los que exista amplia experiencia en esta intervención y con la utilización de una guía ecocardiográfica, y donde también exista una importante experiencia en el tratamiento global de los pacientes con esta infrecuente enfermedad (la HCM)», concluyeron.Eleid, a su vez, coincide en que, aunque la ASA se ha venido realizando en todo el mundo desde los años 90, apenas unos cuantos centros cuentan con la experiencia y los especialistas necesarios para realizarla manteniendo las complicaciones al mínimo.Asimismo, tan sólo sirve para atender parcialmente la HCM; «también es necesario evaluar otros riesgos de la miocardiopatía hipertrófica, incluidas las arritmias y su prevención», remarca el experto de la Clínica Mayo, quien celebra la oportunidad de haber intercambiado experiencias con colegas mexicanos.

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