No desayuné antes de empezar a escribir este artículo. Pero sí di de comer a mis tres hijos antes de enviarlos a la escuela. De hecho, sé que el desayuno es tan importante para los niños que mi marido y yo servimos de comer a nuestra hija de secundaria delante de su espejo de maquillaje, como si fuera miembro de la realeza, para asegurarnos de que se alimenta. ¿Y nosotros dos? Nos limitamos al café.
Desde luego, no somos los únicos. Muchos adultos se saltan el desayuno porque tienen prisa, están distraídos o simplemente no tienen hambre a primera hora de la mañana. ¿De verdad es para tanto? La opinión general de los expertos es que una comida matutina —idealmente una combinación de proteínas, fibra y grasa— estabiliza el azúcar en sangre, te da energía y te mantiene saciado, por lo que es menos probable que comas en exceso más tarde. “Pero quizá a ti te funcione otra cosa”, dijo Lindsay Malone, instructora del departamento de nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad Case Western Reserve y dietista titulada. “¿Quién soy yo para decirle a alguien que tiene que desayunar si no le apetece?”.
La clave está en escuchar a tu cuerpo. Puedes pensar que te encuentras bien sin desayunar, pero podría haber consecuencias a las que no estás prestando atención. Antes de seguir saltándote el desayuno, he aquí algunas cosas que debes tener en cuenta.
¿No tienes hambre por la mañana?
Si comes o meriendas cerca de la hora de acostarte, tu cuerpo podría estar todavía haciendo la digestión de la noche anterior. Se forma un patrón: te saltas el desayuno pero recuperas las calorías perdidas más tarde. “Y luego puede que comas un tercio de tus calorías merendando después de cenar”, dijo Malone. Hacer que tu cuerpo asuma más digestión cuando debería estar descansando puede provocar un peor sueño y un aumento de peso, añadió.
“Fisiológicamente hay muchos mecanismos en juego para animar a nuestro cuerpo a comer por la mañana”, dijo Ivory Loh, nutricionista dietista titulada de Seattle. Pero si has pasado años sin desayunar, puede que tu cuerpo haya dejado de enviar señales de hambre que sabe que van a ser ignoradas. “Yo les digo a mis clientes que prueben a comer algo de forma constante durante tres semanas”, dijo Loh. “Simplemente inténtalo. Tu cuerpo empezará a anticiparse a ser alimentado”.
¿Bebes café?
El café puede inicialmente suprimir el apetito y darte un poco de energía, sobre todo si lo tomas con leche, que aporta un poco de grasa.
Pero tomarte solo un café con leche puede volverse en tu contra. Quizá esto te suene familiar: empiezas el día, te distraes y no te das cuenta de que el impulso que te brindó el café ha desaparecido. Horas después, estás hambriento.
“Es como si tu cuerpo te enviara mensajes de texto, tranquilamente, y tú no contestaras. Entonces empieza a llamar, y luego a marcar rápidamente. Para cuando prestas atención, es un grito urgente”, dijo Loh. A menudo, es entonces cuando nos ponemos al día con alimentos reconfortantes y convenientes.
Intenta escuchar las señales del hambre antes de que las cosas se salgan de control. “Quizá no tengas hambre hasta las 10 a. m. No pasa nada. Siéntate y cómete un yogur y un plátano. Eso sigue contando como ‘desayuno’”, dijo Lauren Au, profesora asociada de nutrición en la Universidad de California, Davis, quien come tostadas con mantequilla de cacahuate casi todas las mañanas.
Si no te apetece una comida, otras opciones son un batido o una cucharada de colágeno en el café (para obtener proteínas), dijo Malone. Ella suele tomar un batido de proteínas.
¿Es posible que no te guste la comida del desayuno?
Ninguna norma dice que tengas que ceñirte a los cereales o los huevos. Cómete las sobras de espaguetis y albóndigas de la noche anterior. Échate un sándwich de pavo. Sirve a tus hijos un palito de pescado. Loh nació en Malasia y creció en Shanghái, donde el desayuno podía ser una sopa de fideos o un bollo de cerdo, dijo. “Es cualquier comida que quieras tomar para empezar el día”. Hoy en día, suele comer “una tostada abundante” con ingredientes como requesón o kaya, una mermelada de coco popular en el sudeste asiático.
¿Estás ayunando?
Malone dijo que limitar las horas del día en las que comes para que tu cuerpo queme grasa como combustible, una práctica conocida como ayuno intermitente, puede ayudar a perder un poco de peso y a estabilizar el azúcar en sangre en las personas con diabetes de tipo 2. Pero no lo improvises, dijo. El verdadero ayuno no permite tomar un vaso de jugo de naranja, por ejemplo; tu cuerpo empezará a quemar el azúcar en lugar de la grasa, anulando el objetivo. Los diabéticos, sobre todo, deben consultar a un médico o nutricionista para elaborar un plan, ya que los niveles altos o bajos de azúcar en sangre pueden ser peligrosos.
Una vez finalizado el periodo de ayuno del día, presta atención a lo que comes, dijo Au. Lo más importante para tu salud es que seas intencionado sobre cuándo y qué consumes.
“Puede que el desayuno no funcione para todas las personas. Si te nutres lo suficiente a lo largo del día, es estupendo”, dijo Loh. “Pero no lo conviertas en algo que dejas para después”.