En 2024, la doctora Amy Cooter, Directora Adjunta del Instituto para la Lucha contra el Extremismo Digital, expresó en un artículo una preocupación ante el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y su retórica anti migrante: que algunos grupos conocidos como milicias podrían considerar su deber colaborar en los esfuerzos de control migratorio.
Samuel Hall, fundador y presidente de la milicia Patriots for America, lleva varios años haciendo precisamente eso.
Como presidente de PFA Militia, Hall narró a Grupo REFORMA que su día a día consiste, principalmente, en seguir pistas. Reciben llamadas. Rastrean a proxenetas. A veces, también, se reúnen con autoridades en Texas.
La organización comenzó a gestarse en 2015, durante la campaña a la Presidencia de Donald Trump.
«Había mucha intensidad entra la izquierda y la derecha. Mucha Antifa, muchos disturbios de Black Lives Matter. Empezó con la necesidad de proteger a comunidades. De ahí partimos y en 2019 nos metimos al escenario del rescate de niños. Todo cambió desde entonces», cuenta Hall.
De acuerdo con un artículo de Newsweek, contado en primera persona por el propio Hall, sus primeros trabajos como una milicia informal consistían en ayudar a personas a llegar a mítines políticos.
En su sitio web, los Patriots for America enlistan su misión en cuatro puntos:
1.»Defender nuestros derechos constitucionales otorgados por Dios y los derechos de los demás».
2.»Asistir a diversas agencias de la aplicación de la ley con asuntos relacionados con la seguridad fronteriza y proteger a los ciudadanos de Texas de migrantes ilegales peligrosos».
- «Proteger a familias y comunidades del terrorismo doméstico».
- «Llevar a cabo misiones de rescate para ayudar en la lucha contra la explotación y el tráfico sexual de niños».
Él dice con orgullo que su organización ha sido reconocida en diversos periódicos de todo el mundo por su trabajo en el ámbito del tráfico sexual. Además, asegura que PFA Militia también ha trabajado en conjunto con autoridades en la frontera para ayudar en el combate al tráfico de personas por parte de cárteles.
Lo hacen, según explica, cuestionando a las personas que cruzan la frontera, intentando identificar a niños que se encuentren en situaciones vulnerables. Al final del día, dice, es una «habilidad» que se desarrolla con la práctica. Cuando se encuentran con una persona peligrosa, llaman a la Patrulla Fronteriza.
«Empatizo mucho con las familias que buscan una mejor vida. Y nos hemos puesto en peligro muchas veces para salvar a las personas que se ahogan en el Río (Bravo), que han tenido problemas cardiacos, y tenemos videos de eso», expresa.
«No estoy de acuerdo con la migración ilegal. Creo que tenemos que tener leyes. Un país sin fronteras no es un país. Pero también empatizo con los migrantes que la tienen tan difícil y son tan pobres, que saben que van a pasar por muchos problemas (en su camino a EU). (…) Hemos tenido a migrantes que mueren en nuestros brazos mientras intentamos salvarlos. Y también hemos salvado vidas».
Hall asegura que si ve a una familia migrante que necesita ayuda, les darán agua, comida y dejarán que la Patrulla Fronteriza los procese: a los Patriots for America les importa combatir sólo a los «individuos viles».
La doctora Cooter describe a las milicias como grupos de civiles armados, «en su mayoría hombres blancos». No están conectados con las Fuerzas Armadas ni la Policía.
«Estos grupos creen fuertemente en la segunda enmienda. Creen que es su responsabilidad personal usar armas y otras cosas para defender al país de cualquier amenaza percibida», explica en entrevista con Grupo REFORMA.
Al preguntarle por qué se trata de una mayoría blanca, Cooter responde que la respuesta es complicada.
«La forma más rápida de explicarlo es que los hombres blancos se ven como ‘verdaderos estadounidenses’. Se insertan en el mito histórico de la fundación del país y creen que actúan bajo el linaje de los padres fundadores», explica.
«Hay más variación en ellos de lo que la gente se da cuenta. No son uniformemente racistas, ni siquiera están todos en contra de los migrantes. Hay mucha variación así como la hay en las personas que no están en una milicia. Eso lo vuelve un problema más complicado de abordar».
Patriots for America ha enfrentado acusaciones de supremacismo y racismo. Pero Hall asegura que su grupo no tolera posiciones extremas y está de hecho conformado por personas de diferentes orígenes étnicos.
«Tienes a la extrema derecha. Tienes a la gente que son neonazis y alt-right, estos grupos supremacistas blancos que también se hacen llamar milicias. Los medios tratan de pintarte con esa misma brocha. Pero eso no es lo que PFA es. No toleramos el supremacismo, o discursos de odio. Tenemos miembros de todas las razas: afroamericanos, latinos. Un par de nuestros líderes son latinos», dice y efectivamente, uno de sus altos rangos es Natly Denise Díaz, una mujer de madre mexicana.
«Siempre le digo a todo el mundo: si somos supremacistas blancos, entonces no lo hacemos muy bien. No vemos el color de piel».
Estos grupos extremos a los que Hall se refiere tienen una historia complicada con el actual Presidente de Estados Unidos.
Apenas empezado su segundo mandato, Donald Trump firmó una serie de indultos a insurreccionistas que atacaron el Capitolio el 6 de enero del 2021 para intentar frenar la certificación de la elección, donde el republicano perdió ante Joe Biden.
Más de mil 500 insurreccionistas fueron perdonados por el Mandatario. Entre ellos, catorce miembros de los Proud Boys y los Oath Keepers, grupos que también son considerados milicias. Entre ellos se encontraban sus líderes: Enrique Tarrio y Stewart Rhodes.
Para la Doctora Cooter, el perdón de Trump no fue la primera acción que mostraba una suerte de apoyo del republicano a los grupos milicianos.
«Creo que fue una continuación de su mensaje de que ve más apoyo en ciertos actores fuera del estado y que son potencialmente el equivalente de un grupo militar privado», dice.
«No creo que sea la primera acción en esa dirección pero creo que manda una señal clara de que cualquier cosa que la gente haga en su nombre para proteger a su Administración, él lo perdonará, aunque sea ilegal o dañino».
En 2020, durante el primer debate presidencial contra Joe Biden, Trump dijo a los Proud Boys que «se mantuvieran al margen y estuvieran a la espera», luego de que el moderador le pidiera condenar a los grupos extremistas por amedrentar manifestantes.
En 2017, luego de una serie de enfrentamientos en Charlottesville entre nacionalistas blancos y neo nazis que protestaban por el retiro de la estatua del general confederado Robert E. Lee y una contramanifestación antirracismo, el entonces Mandatario fue criticado por decir que había «personas buenas en ambos lados».
Estos son algunos de los ejemplos citados por Cooter, que muestran el apoyo de Trump a estos grupos a lo largo de los años.
Punto de inflexión
«Durante su primera Administración, las milicias crecieron en tamaño e intensidad. Usualmente, no vemos eso durante una Administración republicana. Pero Trump le dijo a esta gente que tenía razón de preocuparse y tener miedo sobre diferentes cosas, y amplificó esos miedos, de una forma que hizo que los grupos crecieran y también el apoyo al Mandatario», asegura.
La especialista explica que, usualmente, las milicias están más activas durante las administraciones demócratas, porque creen que estos no son lo suficientemente fuertes para acatar problemas como la migración o la economía y que son muy rígidos en otros como el control de armas.
Este fue el caso de la PFA Militia. Hall dice que el crecimiento se debió a varias razones, siendo la primera el involucramiento del grupo al combate al tráfico sexual infantil.
«Luego llegó el Covid. La cuarentena. La histeria colectiva y el miedo. Entonces, eso nos quitó muchos de los que creíamos, eran derechos constitucionales que teníamos, que Dios nos dio a través de la constitución», cuenta.
«Estar encerrados. Nadie que yo conozco obedeció. No queríamos usar cubrebocas. Esto causó que mucha gente despertara, incluso quienes eran apolíticos se hicieron muy políticos en 2020 y en 2021.
«No teníamos los problemas que teníamos, entonces PFA no era tan necesitada como lo fue durante la Administración Biden», declara.
Miedos latentes
Cooter reitera sus preocupaciones a futuro en el tema migratorio.
«Mi mayor preocupación es en las áreas donde los sheriffs y autoridades les han mostrado apoyo y puede que veamos más acciones por parte de milicias y más apoyo a estas, dependiendo de como la administración maneje la migración», advierte, aunque al momento, no hay un registro o reportes de un aumento entre las acciones de estos grupos.
Además, como explica también, no existe una restricción federal contra las milicias, protegidas por las leyes estadounidenses. Algunos estados tienen estatutos en contra, pero muchos no son efectivos.
«Hay muchas lagunas en su redacción y muchos no han sido llevados ante una corte. En muchos lugares, las milicias creen que están operando legalmente», explica.
El apoyo de una figura como la del Presidente podría, además, empoderar sus acciones.
Para Hall, la capacidad de organizarse y proteger al país, independientemente de quién esté al mando de este, es más bien un derecho constitucional.
«No es sólo una palabra, está en nuestra constitución. Está ahí por una razón: los padres fundadores, que venían de un gobierno tiránico, sabían exactamente cómo se veía, y sabían que los ciudadanos eventualmente tendrían que hacer frente por sus derechos porque el Gobierno se vuelve muy grande y va demasiado lejos. Los ciudadanos tienen que tener una forma de defenderse», dice.
