César Duarte Jáquez fue trasladado este lunes al Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) N.º 1, conocido como Penal del Altiplano, luego de ser arrestado por segunda ocasión en Chihuahua capital por elementos de la Fiscalía General de la República. El exgobernador de Chihuahua enfrentará una nueva acusación por lavado de dinero en la considerada prisión más segura de México.
El Altiplano es una instalación de máxima seguridad ubicada en Almoloya de Juárez, Estado de México, diseñada para albergar a los criminales más peligrosos del país, incluyendo líderes del crimen organizado y exfuncionarios públicos acusados de delitos graves.
Infraestructura y medidas de seguridad
El penal cuenta con una superficie de 260,000 metros cuadrados distribuidos en siete módulos, además de áreas de medidas especiales, vigilancia especial y atención médica. Sus paredes fueron reforzadas tras la fuga de Joaquín «El Chapo» Guzmán en 2015 y ahora tienen un metro de espesor.
La instalación dispone de sistemas electromecánicos y electrónicos de seguridad avanzados que incluyen circuito cerrado de televisión, control de accesos, alarmas y detectores de metal, drogas y explosivos. También cuenta con sistemas de radiocomunicación, voz y datos, sensores de presencia y placas de medición de movimiento instaladas debajo del penal como medida precautoria. La vigilancia es continua las 24 horas del día, los siete días de la semana.
Régimen de internamiento
El régimen se caracteriza por una limitación estricta de las actividades en común entre internos. Las celdas son individuales y no cuentan con ventanas ni visibilidad hacia el resto del penal. Los reclusos tienen derecho a una hora al aire libre en patios individuales, con contacto mínimo entre ellos.
El penal tiene capacidad para 764 internos. Según un diagnóstico de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de 2021, su población era de 488 reos. En ese mismo año, la CNDH otorgó al Altiplano una calificación general de 7.23 sobre 10, reconociendo garantías a la integridad de los internos y la gobernabilidad, aunque señaló áreas de mejora como la insuficiencia de personal de seguridad y custodia, y la separación entre procesados y sentenciados.
Criminales y políticos recluidos
A lo largo de los años, el Altiplano ha albergado a algunos de los criminales más notorios del país. Entre ellos destacan Joaquín «El Chapo» Guzmán, quien se fugó del penal en 2015 a través de un túnel; Ovidio Guzmán López, Servando Gómez «La Tuta», José Antonio Yépez Ortiz «El Marro» y Rafael Caro Quintero.
Varios exfuncionarios mexicanos de alto perfil han estado internados en esta prisión, generalmente acusados de delitos como delincuencia organizada, peculado, lavado de dinero y nexos con el narcotráfico.
Tomás Yarrington, exgobernador de Tamaulipas, fue extraditado de Italia y recluido en el Altiplano por cargos que incluyen lavado de dinero. Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente Carlos Salinas de Gortari, estuvo internado por cargos de peculado.
Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad de Tabasco, fue ingresado recientemente al Altiplano acusado de delincuencia organizada y secuestro agravado, relacionado con un grupo criminal conocido como «la barredora». Luis Cárdenas Palomino, ex mando de la Policía Federal y cercano colaborador de García Luna, estuvo preso en el Altiplano por acusaciones de tortura antes de ser trasladado a otra prisión federal en Morelos.
TIEMPO.COM.MX







