El consumo diario de refrescos, jugos industrializados y bebidas “light” puede causar más daño del que se piensa. Además de aumentar el riesgo de obesidad y diabetes, ahora se sabe que también pueden provocar enfermedad hepática, advierten expertos en salud.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 25 % de la población adulta en el mundo sufre de enfermedad por acumulación de grasa en el hígado (MASLD, por sus siglas en inglés), incluso sin consumir alcohol.
Un estudio reciente presentado en Alemania reveló que tomar solo un vaso de refresco al día puede aumentar hasta un 50 % el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Y lo más preocupante: las bebidas “sin azúcar” también pueden elevar ese riesgo hasta en 60 %.
En México, el problema es grave. Cada persona bebe en promedio 166 litros de refresco al año, según datos de la Secretaría de Salud. Además, 7 de cada 10 niños consumen estas bebidas todos los días, lo que favorece el sobrepeso desde edades tempranas.
Los especialistas explican que las bebidas azucaradas provocan picos de glucosa y acumulación de grasa en el hígado, mientras que las “light” pueden alterar la flora intestinal y aumentar el deseo por lo dulce, generando malos hábitos alimenticios.
El llamado de los expertos es claro: reducir el consumo de bebidas industrializadas y preferir agua natural o frutas frescas, ya que cuidar el hígado es clave para mantener una buena salud.
