El Clausura 2025 aún no termina, pero el destino ya parece escribir un capítulo familiar: si las cosas siguen su curso, las Bravas de Juárez y las Tuzas de Pachuca volverán a verse las caras en la liguilla.
Con ambos equipos afianzados en zona de calificación, el “verdugo” de Óscar Fernández acecha de nuevo al cuadro fronterizo, dispuesto a escribir otra página en esta rivalidad creciente.
Desde el silbatazo inicial, Pachuca ha sido un dolor de cabeza para Juárez. Su ataque vertical y velocidad por bandas han desarmado a varias defensivas, mientras que las Bravas han respondido con disciplina táctica y contundencia en el área.
Las estadísticas no mienten: en los últimos cinco enfrentamientos oficiales, Pachuca se ha llevado la victoria en tres ocasiones, dejando en evidencia la asignatura pendiente que Juárez debe resolver antes de un hipotético choque en cuartos de final.
Para las Bravas, este posible cruce es más que un duelo de cuartos; es una revancha emocional. La derrota en el torneo pasado dejó cicatrices, pero también enseñanzas: ajustes defensivos, rotación inteligente de plantel y fortalecimiento del aspecto mental han sido la receta.
Con la liguilla cada vez más cerca, el cuerpo técnico ya prepara un análisis exhaustivo de los cierres de Pachuca, buscando patrones de juego y vulnerabilidades que puedan explotarse.
