Los tacos de tripa ocupan un lugar especial en la gastronomía mexicana: son uno de los antojitos más populares tanto en los puestos callejeros como en las mesas familiares. Sin embargo, no falta quien se pregunte si este platillo, tan sabroso como tradicional, es realmente saludable.
La tripa —intestino de res sometido a un proceso de limpieza y cocción— suele servirse dorada, dentro de una tortilla y acompañada con cebolla, cilantro y salsa. Este alimento, con siglos de historia en la cocina mexicana, representa un símbolo de la comida popular.
Desde el punto de vista nutricional, la tripa es rica en proteínas y aporta vitaminas y minerales importantes como la B12, el hierro, el zinc y el fósforo. Además, contiene poco contenido de carbohidratos y proporciona colágeno, beneficioso para articulaciones y tejidos. No obstante, pese a sus virtudes, su consumo requiere precaución.
¿Qué aspectos son importantes a considerar?
El principal inconveniente de la tripa es su contenido de grasa saturada y colesterol, que puede elevar los niveles de colesterol en la sangre y, con el tiempo, favorecer enfermedades cardiovasculares si se consume en exceso.
También influye la forma en que se prepara: cuando se fríe demasiado o se combina con ingredientes grasos, el aporte calórico aumenta significativamente. En consecuencia, comer tacos de tripa con frecuencia podría no ser la mejor opción para la salud.
Como en muchos platillos tradicionales, la clave está en la moderación. Comer uno o dos tacos de manera ocasional no representa mayor riesgo, pero hacerlo con frecuencia o en grandes cantidades puede contribuir al aumento de peso y a trastornos metabólicos como la diabetes.
Otro punto importante es la higiene. La tripa debe limpiarse y cocinarse adecuadamente; de lo contrario, puede contener bacterias o parásitos. Por eso, es fundamental consumir tacos de tripa en lugares que mantengan buenas prácticas sanitarias y utilicen productos de procedencia confiable.
En definitiva, los tacos de tripa no son dañinos por sí mismos, pero deben disfrutarse con responsabilidad. Preparados correctamente y consumidos de forma esporádica, pueden formar parte de una alimentación equilibrada. La moderación, la limpieza y el equilibrio con otros alimentos —como verduras o guarniciones ligeras— son la mejor forma de disfrutar este clásico de la cocina mexicana sin poner en riesgo la salud.







