Aromático y esencial en el uso culinario del Mediterráneo, el orégano es conocido por su textura suave y aterciopelada. Sin embargo, no solamente es una buena especia para condimentar los platillos, también tiene propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, y antibacterianas, muy beneficiosas para la salud.
Hierba perenne cuyo nombre taxonómico es «origanum vulgare» , pertenece a la familia de la menta. Es una planta muy empleada en la cocina italiana, griega y gran parte del Mediterráneo. Se cocina tanto fresca como deshidratada.
El consumo de orégano como parte de una dieta equilibrada suele ser seguro y puede aportar diversos beneficios. No obstante, como ocurre con cualquier hierba o suplemento, es importante evitar excesos y considerar posibles efectos adversos o interacciones.
Parte de los beneficios del orégano es que contiene compuestos como el timol y el carvacrol, que ayudan a neutralizar los radicales libres y proteger las células del daño, volviéndolo un gran antioxidante. Además, investigaciones sugieren que el orégano puede combatir ciertas bacterias dañinas, lo que lo convierte un gran antibacteriano.
Debido a sus compuestos activos —los cuales contribuyen a reducir la inflamación— puede ayudar a personas con osteoartritis, asimismo, el orégano favorece la producción de jugos gástricos, lo que facilita el proceso digestivo. Por último, algunas evidencias indican que el orégano podría ayudar a reducir la inflamación y regular los niveles de colesterol, promoviendo el bienestar cardiovascular.
Sin embargo, bien dicen que: “no todo el monte es orégano”. Parte de sus consideraciones tienen que ver con que si se es una persona alérgica, las contraindicaciones si se toman fármacos, o si se está en periodo de lactancia. Siempre se recomienda consultar con un profesional de la salud antes de consumirlo como suplemento.
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