El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, rechazó rotundamente la posibilidad de un Estado palestino durante su discurso en la Asamblea General de la ONU. Asimismo, negó el “supuesto” estado de hambruna en Gaza.
En un discurso desafiante ante una sala casi vacía – tras el abandono de más de dos tercios de las delegaciones, incluyendo la española, Netanyahu insistió en que Israel no cederá ante las presiones internacionales. Además de que calificó el reconocimiento de Palestina como “una vergüenza indeleble” y reiteró que su país no permitirá un estado vecino que, según él, representaría una amenaza similar a “darle un Estado a Al Qaeda después de los atentados del 11 de septiembre”.
El mandatario también rechazó categóricamente las acusaciones de genocidio en Gaza, realizadas por una comisión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Aseguró que Israel ha enviado “dos millones de toneladas de alimentos” y acusó a Hamás de desviar el 80% de la ayuda humanitaria para revenderla y financiar sus operaciones. Además, defendió los bombardeos en Gaza, afirmando que el porcentaje de víctimas civiles es “uno de los más bajos” en conflictos recientes.
Dirigió parte de su mensaje a los 48 rehenes que aún se encuentran en Gaza, de los cuales se cree que menos de la mitad siguen con vida. A través de altavoces instalados por el ejército israelí en la Franja, pronunció sus nombres y afirmó que, si Hamás los libera, “la guerra puede terminarse en el acto”, una declaración que contrastó con su insistencia en “terminar el trabajo” contra la organización.
También presentó el mapa del llamado “eje del mal” centrado en Irán y usó carteles con mensajes directos para enfatizar que Israel está librando una guerra “por el mundo entero” en siete frentes: Gaza, Hezbolá, Yemen, Irán, Irak y otros. Aseguró haber logrado avances en todos, salvo en Gaza, donde la operación continúa como “una misión en curso”.
