jueves, agosto 21, 2025

¿LAS FECHAS DE CADUCIDAD DE LOS ALIMENTOS REALMENTE IMPORTAN?

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Cuando abres el refrigerador, ¿con qué frecuencia compruebas las fechas de los alimentos? El envase del yogur dice que aún está bueno unos días más, pero la etiqueta de la salsa barbacoa a medio usar indica que era mejor consumirla antes del domingo pasado. ¿Aun así deberías comerla?

La respuesta es complicada. Las fechas de los envases de los alimentos suelen indicar cuándo tienen mejor sabor, no cuándo es peligroso consumirlos. En Estados Unidos hay unas 50 variantes de etiquetas con fechas, como “consumir antes de”, “vender antes de” y “envasado el”, casi todas las cuales indican cuándo empieza a disminuir la calidad o la frescura.

Aunque es importante tener en cuenta las fechas impresas de algunos alimentos, se calcula que cada año se tiran a la basura unos tres mil millones de kilos de comida debido a la confusión sobre la etiqueta con la fecha, según la organización sin fines de lucro ReFED, dedicada al desperdicio de alimentos. Los preparados para lactantes son el único producto que tiene etiquetas de fecha estandarizadas y reguladas por el gobierno federal de Estados Unidos, lo que deja muchas dudas sobre cuándo tirar otros alimentos perecederos viejos.

Esto es lo que debes saber.

Una confusa serie de pruebas
De principios a mediados del siglo XX, los hogares estadounidenses empezaron a pasar de los alimentos cultivados localmente a los productos procesados y envasados, y algunos productores empezaron a poner fechas en sus productos para aliviar las preocupaciones sobre su frescura. Pero estas etiquetas no se generalizaron hasta los años 60 y 70, junto con esfuerzos más amplios para mejorar el etiquetado nutricional y la transparencia.

Hoy en día, cada empresa alimentaria sigue determinando la fecha de caducidad que debe figurar en sus productos. Pero cada una utiliza su propia metodología, dijo Londa Nwadike, profesora de Ciencias de la Alimentación de la Universidad Estatal de Dakota del Sur.

Por ejemplo, dijo, algunas empresas pueden utilizar modelos matemáticos para prever cuándo disminuye la frescura, mientras que otras pueden realizar pruebas especiales en las que los alimentos se almacenan a temperaturas más altas, con mucha humedad o con mayores niveles de oxígeno. Otras podrían exponer un producto al moho, la levadura o patógenos como el E. coli o la salmonela. Algunas empresas no pueden permitirse realizar pruebas exhaustivas y se limitan a basar sus fechas en las de la competencia.

El resultado es mucha incoherencia: dos productos casi idénticos, envasados el mismo día, pueden tener fechas de caducidad sustancialmente distintas.

Una maraña de términos y leyes
Esta confusión se ve agravada por la redacción de las etiquetas, que en gran parte depende de las políticas estatales. Cada uno tiene sus propios requisitos que varían según los productos alimenticios, por lo que las etiquetas pueden ser diferentes o simplemente no existir en determinados estados.

Por ejemplo, los productos lácteos. Montana exige que la leche (pero no otros) incluya una fecha de caducidad no superior a 12 días después de la pasteurización, mientras que Pensilvania permite hasta 17 días y exime a la leche ultrapasteurizada. Virginia exige fechas de caducidad en todos los productos lácteos, mientras que Nueva York no exige ninguna etiqueta con la fecha en los productos lácteos. (ReFED ofrece un buscador de normativas donde puedes consultar la normativa de tu estado).

Existen variaciones similares en las normativas estatales sobre huevos, mariscos, productos vendidos en mercados agrícolas y otros productos. Texas, por ejemplo, exige que los productos encurtidos en cocinas domésticas lleven una etiqueta con la fecha en que se prepararon.

El efecto de estas distintas políticas es “confusión y caos”, dijo Yvette Cabrera, directora de residuos alimentarios del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales. “Crea estos sistemas de distribución, envasado y fabricación realmente complejos que dificultan mucho el cumplimiento a los productores de alimentos”.

También crea residuos. Muchos estados prohíben la venta o donación de productos caducados, y muchos consumidores —el 43 por ciento, según una encuesta de 2025— suelen tirar la comida que está próxima a caducar o caducada.

Emily Broad Leib, directora de la Clínica de Derecho y Política Alimentarios de la Facultad de Derecho de Harvard y coautora de la encuesta, dijo: “Más gente que nunca está confundida con palabras como ‘consumir antes de’. ¿Es seguridad o es calidad?”.

Más que una estafa, es un lío
Los expertos dijeron que las fechas de caducidad no son un truco para que compres más, sino el producto de un sistema caótico. Y para la mayoría de los alimentos, comerlos después de la fecha no es un problema de salud.

Algunos dijeron que debes prestar atención a las etiquetas “consumir antes de” y “vence el”, sobre todo en los productos perecederos. “Consumir preferentemente antes de” suele referirse a la calidad, y “vender antes de” suele ser para que los minoristas sepan cuándo rotar el inventario.

Los alimentos congelados suelen durar hasta un año, aunque se hayan descongelado y vuelto a congelar; los condimentos, aceites y conservas sin abrir suelen durar varios años; los huevos refrigerados duran de tres a cinco semanas; y los productos lácteos refrigerados suelen durar de una a tres semanas tras su apertura. La Universidad Estatal de Kansas ofrece prácticas guías de conservación en la despensa y el congelador para una serie de alimentos, al igual que la aplicación FoodKeeper del Departamento de Agricultura (USDA, por su sigla en inglés).

Los expertos dijeron que las etiquetas con fecha más importantes son las de la carne y los mariscos, el queso y la leche no pasteurizados, los alimentos infantiles y los alimentos preparados en las tiendas.

La fecha de la carne cruda “no es una garantía” de que vaya a durar tanto en casa, dijo Meredith Carothers, especialista en seguridad alimentaria del Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria del USDA, porque los refrigeradores domésticos no suelen estar tan fríos como los de las tiendas de comestibles.

“Una vez en casa, es mejor utilizarla en un plazo de uno o dos días en el caso de las aves de corral, o de cuatro a cinco días en el caso de las carnes rojas crudas” como la ternera, el cerdo y el cordero, dijo. Los refrigeradores domésticos deben mantenerse a menos de 4 grados Celsius, añadió.

A partir del próximo julio, California simplificará las etiquetas de fechas, y las reducirá a dos opciones estandarizadas: “consumir preferentemente antes de” para la calidad y “consumir antes de” para la seguridad. El Congreso estudia una legislación federal similar.

Hasta entonces, las etiquetas de fechas seguirán siendo desordenadas y complicadas, por lo que los consumidores deben usar el sentido común y relajarse un poco al examinar el refrigerador.

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