Mucha gente cree que bañarse con agua muy caliente es relajante y ayuda a limpiar mejor el cuerpo, sobre todo en días fríos. Pero esta costumbre podría estar haciendo daño a tu piel sin que lo sepas.
La piel es el órgano más grande del cuerpo y nos protege del clima, bacterias y otros factores externos. Además, tiene microorganismos buenos que viven en ella y ayudan a mantenerla sana. Sin embargo, el agua caliente puede eliminar esta protección natural.
¿Qué pasa cuando te bañas con agua muy caliente?
Se altera el equilibrio natural de la piel.
Se eliminan los aceites que la protegen.
Se crea un ambiente ideal para que crezcan bacterias malas.
Según estudios de dermatólogos en Estados Unidos, el agua muy caliente (más de 40 °C) también hace que la piel pierda su humedad natural. Esto se llama pérdida de agua transepidérmica, y ocurre cuando el calor hace que el agua de las capas profundas de la piel se evapore.
Consecuencias comunes de esto:
Resequedad
Irritación
Sensación de tirantez
Piel más sensible a enfermedades o infecciones
Además, el calor también hace que sudes más, lo que puede deshidratarte más rápido.
