Recientemente, la Profeco llevó a cabo un estudio con el que dio a conocer algunas marcas de frijoles refritos y enteros que presentan niveles de grasa y baja proteína que los hacen ser catalogados como malas para la salud.
La Profeco dio a conocer en su último estudio que algunas marcas de frijoles refritos y enteros, tanto en sus presentaciones de lata como sobre, tienen niveles de grasa muy elevados y pocas proteínas, lo cuál los vuelve un riesgo para la salud.
Se revisaron 18 marcas en distintas presentaciones, desde frijoles bayos y negros enteros, hasta las variantes refritas y orgánicas, popularmente comercializadas en latas o bolsas. También se incluyeron elementos como contenido proteico, cantidad total de grasa, aporte calórico y tipo de grasa utilizada, además de la información mostrada en el etiquetado.
La investigación encontró porcentajes de grasa saturada mayores a los esperados en productos que usualmente se consideran saludables.
Además, varios de estos productos mostraron un contenido proteico catalogado como bajo, lo que contradice la creencia de que los frijoles enlatados son sustitutos adecuados de los frijoles naturales en cuanto a nutrición.
Los frijoles menos recomendados para comer según la Profeco son:
Chata Frijoles Refritos Negros (430 g)
Chata Frijoles Refritos Bayos (430 g)
La Costeña Frijoles Negros Refritos (580 g)
La Costeña Frijoles Bayos Refritos (580 g)
La Sierra Frijoles Bayos Refritos (440 g)
La Morena Frijoles Bayos Refritos (440 g)
La Sierra Frijoles Negros Refritos (440 g)
La Profeco basó su análisis en la precisión del contenido neto, la masa drenada en presentaciones de frijoles enteros y la integridad de los datos en el etiquetado.
El organismo también distinguió entre las fuentes de grasa utilizadas, identificando la presencia de aceites vegetales o manteca de cerdo, lo que aporta directrices clave para consumidores alérgicos o que optan por restricciones alimentarias específicas.
Otro aspecto relevante consistió en la evaluación de los niveles de carbohidratos y calorías, así como la verificación del cumplimiento de la normativa vigente, garantizando que la información del empaque se ajuste fielmente a la realidad del producto interior.
