En el caso de México, de enero a noviembre de 2024, las importaciones chinas se ubicaron en 119 mil 376 millones de dólares, menos de la mitad de las compras estadounidenses provenientes del país asiático. Crédito: AFP
En el bloque que compone el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), a la hora de comprar mercancías de origen chino hay un jugador principal: Estados Unidos.
De acuerdo con el Departamento de Comercio de Estados Unidos, entre enero y noviembre del año pasado, últimos datos disponibles, las importaciones de ese país provenientes de China fueron por un valor de 401 mil 408 millones de dólares, lo que representó un incremento de 2.2 por ciento, respecto a las compras del mismo periodo de 2023.
En el caso de México, de enero a noviembre de 2024, las importaciones chinas se ubicaron en 119 mil 376 millones de dólares, menos de la mitad de las compras estadounidenses provenientes del país asiático.
Por su parte, Canadá es el socio comercial de Norteamérica con un menor consumo de mercancías chinas. En los 11 primeros meses de 2024 sus importaciones alcanzaron un monto total de 80 mil 164 millones de dólares, según información oficial del país.
Incluso tomando de referencia el consumo per cápita de cada integrante de la región
Norteamérica, el consumo de mercancía china es menor en México frente a Estados Unidos.
Al considerar la población total y el monto de importaciones del gigante asiático, cada habitante de Estados Unidos consume mil 176 dólares de mercancía de origen chino, mientras que en México se calculan 906 dólares por persona.
Para Estados Unidos, el comercio con China se concentra en sectores que se destacan como clave y estratégicos para la economía y seguridad.
En industrias como la automotriz, en las que se ha cuestionado la participación china y se busca consolidar como un clúster regional de Norteamérica, Estados Unidos apuesta por las compras al gigante asiático.
En los 11 meses de referencia de 2024, de los 434 millones de dólares que importó Estados Unidos en vehículos de pasajeros, transporte pesados y autopartes, 4 por ciento llegó desde China, superando incluso la participación de países del continente como Brasil o de Europa como Italia.
Sin embargo, con Donald Trump en la Presidencia de Estados Unidos uno de los principales temas que regirán la agenda en la próxima revisión del T-MEC será la relación comercial con China.
Larry Rubin, presidente de la American Society of Mexico, insistió en que fijar una postura sobre el comercio con China será vital para determinar el destino del T-MEC.
«Uno de los factores que más preocupa a los inversionistas americanos y particularmente al Gobierno de Estados Unidos es que no hay pisos parejos con las empresas chinas, que son financiadas por su mismo Gobierno, no son privadas realmente, y eso genera condiciones en el mercado imposibles de competir», explicó el representante empresarial.
En tanto, Alejandro Luna, especialista en comercio exterior en Santamarina y Steta, recordó que en un escenario de guerra comercial desde la primera administración de Donald Trump, la producción china tuvo que buscar nuevos destinos, incluido México y otros países de la región.
«En esta nueva presidencia de Trump nos tendremos que adaptar nuevamente a este tono retórico, exagerado, populista, que lo que busca es popularidad ante el estadounidense más que un efecto de fondo», señaló el especialista.
Ante la retórica anti China, para Alejandro Luna, los principales cambios respecto al comercio chino pueden recaer sobre las inversiones, es decir, que el intercambio comercial en la región, incluido México, sea de plantas con inversión de ese país asiático, pero limitada.
