En la vida cotidiana, los trapos de cocina son aliados indispensables. Sirven para secar platos, limpiar superficies, manipular utensilios y atender derrames. Sin embargo, su uso frecuente los convierte en uno de los textiles que más gérmenes acumulan dentro del hogar.
De acuerdo con especialistas en higiene doméstica, la limpieza convencional elimina la suciedad visible, pero no siempre garantiza la eliminación de microorganismos como E. coli o Salmonella. Estos patógenos, que prosperan en ambientes húmedos y con restos de comida, pueden permanecer en las fibras del tejido incluso después de un lavado manual.
Ante este panorama, hervir los trapos se ha convertido en una alternativa casera para desinfectarlos a profundidad. El procedimiento no requiere más que una olla amplia con agua suficiente. Una vez que los trapos se sumergen, el líquido debe llegar a ebullición y mantenerse entre 10 y 15 minutos.
Las altas temperaturas actúan directamente sobre las bacterias, debilitando su estructura y reduciendo significativamente su presencia. Además, este método ayuda a eliminar olores persistentes y manchas que el lavado tradicional no logra retirar.
Algunas personas optan por añadir al agua bicarbonato de sodio, vinagre blanco o jabón líquido para platos. Estos ingredientes aportan propiedades desodorizantes y limpiadoras que complementan la acción del calor.
Tras la ebullición, se recomienda enjuagar los trapos con agua limpia, exprimirlos y colocarlos al sol. La exposición a los rayos ultravioleta potencia la desinfección y evita que la humedad favorezca la proliferación de bacterias.
