En julio de 2016, una ola de calor azotó Boston, con temperaturas diurnas promedio de 33 °C durante cinco días consecutivos. Algunos estudiantes universitarios locales que se quedaban en la ciudad durante el verano tuvieron suerte y vivieron en residencias con aire acondicionado central. Otros estudiantes, no tanto, se quedaron atrapados en residencias antiguas sin aire acondicionado.
José Guillermo Cedeño Laurent, investigador de Harvard en aquel entonces, decidió aprovechar este experimento natural para observar cómo el calor, especialmente el nocturno, afectaba el rendimiento cognitivo de los jóvenes . Hizo que 44 estudiantes realizaran pruebas de matemáticas y autocontrol cinco días antes del aumento de temperatura, todos los días durante la ola de calor y dos días después.
“Muchos creemos ser inmunes al calor”, dijo el Dr. Cedeño, ahora profesor adjunto de salud y justicia ambiental y ocupacional en la Universidad de Rutgers. “Así que quería comprobar si eso era realmente cierto”.
Resulta que incluso los estudiantes universitarios jóvenes y sanos se ven afectados por las altas temperaturas. Durante los días más calurosos, los estudiantes en residencias sin aire acondicionado, donde las temperaturas nocturnas promediaban los 26 °C, obtuvieron un rendimiento significativamente peor en los exámenes que realizaban cada mañana que los estudiantes con aire acondicionado, cuyas habitaciones se mantuvieron a una agradable temperatura de 22 °C.
Una ola de calor azota nuevamente el noreste, el sur y el medio oeste . Las altas temperaturas pueden tener un efecto alarmante en nuestros cuerpos , aumentando el riesgo de infartos, golpes de calor y muerte, especialmente entre adultos mayores y personas con enfermedades crónicas . Pero el calor también afecta nuestro cerebro, deteriorando la cognición y volviéndonos irritables, impulsivos y agresivos.
Cómo el calor daña nuestra cognición
Numerosos estudios de laboratorio han arrojado resultados similares a la investigación del Dr. Cedeño: las puntuaciones en pruebas cognitivas disminuyeron a medida que los científicos aumentaban la temperatura ambiente. Una investigación reveló que un aumento de tan solo cuatro grados —que los participantes describieron como una sensación de bienestar— provocó una disminución promedio del 10 % en el rendimiento en pruebas de memoria, tiempo de reacción y función ejecutiva.
Esto puede tener consecuencias reales. R. Jisung Park, economista ambiental y laboral de la Universidad de Pensilvania, analizó las puntuaciones de los exámenes estandarizados de secundaria y descubrió que bajaban un 0,2 % por cada grado por encima de los 23 °C. Puede que no parezca mucho, pero puede resultar muy perjudicial para los estudiantes que presentan un examen en una sala sin aire acondicionado durante una ola de calor de 32 °C.
En otro estudio , el Dr. Park descubrió que cuantos más días calurosos de lo habitual había durante el año escolar, peores eran los resultados de los estudiantes en un examen estandarizado, especialmente cuando el termómetro superaba los 27 °C. Cree que esto podría deberse a que una mayor exposición al calor estaba afectando el aprendizaje de los estudiantes a lo largo del año.
El efecto fue “más pronunciado para los estudiantes de bajos ingresos y de minorías raciales”, dijo el Dr. Park, posiblemente porque era menos probable que tuvieran aire acondicionado, tanto en la escuela como en casa.
¿Por qué el calor nos vuelve agresivos?
Los investigadores descubrieron por primera vez la relación entre el calor y la agresión al analizar datos sobre delincuencia , y descubrieron que hay más asesinatos, agresiones y episodios de violencia doméstica en los días calurosos. Esta conexión también se aplica a los actos no violentos: cuando suben las temperaturas, es más probable que las personas participen en discursos de odio en línea y toquen la bocina en el tráfico .
Estudios de laboratorio respaldan esto. En un experimento de 2019 , las personas se comportaron con más rencor hacia los demás mientras jugaban a un videojuego especialmente diseñado en una habitación calurosa que en una fría.
La llamada agresión reactiva tiende a ser especialmente sensible al calor, probablemente porque las personas tienden a interpretar las acciones de los demás como más hostiles en los días calurosos, lo que los impulsa a responder de la misma manera.
Kimberly Meidenbauer, profesora adjunta de psicología en la Universidad Estatal de Washington, cree que este aumento de la agresión reactiva podría estar relacionado con el efecto del calor en la cognición, en particular con la disminución del autocontrol . «La tendencia a actuar sin pensar o a no poder evitar actuar de cierta manera también parece verse afectada por el calor», afirmó.
¿Qué está pasando en el cerebro?
Los investigadores no saben por qué el calor afecta nuestra cognición y nuestras emociones, pero hay un par de teorías.
Una de ellas es que los recursos del cerebro se desvían para mantenerte fresco, lo que deja menos energía para todo lo demás. «Si asignas toda la sangre y la glucosa a partes del cerebro dedicadas a la termorregulación, es muy posible que no quede suficiente para algunas de estas funciones cognitivas superiores», afirmó el Dr. Meidenbauer.
También podrías estar distraído e irritable por el calor y la infelicidad que sientes. Resulta que esa es, de hecho, una de las respuestas de afrontamiento del cerebro. Si no logras enfriarte, tu cerebro «te hará sentir aún más incómodo, de modo que encontrar lo que necesitas para sobrevivir se convertirá en una tarea abrumadora», explicó Shaun Morrison, profesor de neurocirugía en la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón.
El efecto del calor en el sueño también podría influir. En el estudio de Boston, cuanto más calor hacía, más se interrumpía el sueño de los estudiantes y peores resultados obtenían en los exámenes.
La mejor manera de contrarrestar estos efectos es refrescarse lo antes posible. Si no tiene aire acondicionado, los ventiladores pueden ser útiles, y asegúrese de mantenerse hidratado. Puede parecer obvio, pero lo que más importa para su cerebro, estado de ánimo y cognición es la temperatura corporal, no la temperatura exterior.
