Comer con prisa no solo impide disfrutar de los alimentos, también puede traer varios problemas de salud. Especialistas advierten que ingerir la comida demasiado rápido afecta la digestión, aumenta el riesgo de atragantamiento y puede estar relacionado con enfermedades del corazón y del metabolismo.
La digestión comienza en la boca, donde masticar y mezclar los alimentos con la saliva es clave para que el cuerpo los procese bien. Cuando se come a gran velocidad, este proceso se interrumpe y el organismo tiene más dificultades para aprovechar los nutrientes.
Riesgo de atragantamiento
Al no masticar lo suficiente, los trozos grandes de comida pueden atascarse en la garganta y bloquear el paso del aire. Esta situación es una emergencia médica que, si no se atiende a tiempo, puede tener consecuencias graves.
Problemas digestivos
Comer rápido también provoca malestares como inflamación, gases, acidez o estreñimiento, ya que los alimentos no llegan bien triturados al estómago.
Subidas de glucosa y ansiedad
Otro riesgo es que la glucosa en la sangre se eleve de manera repentina, lo cual es especialmente delicado en personas con diabetes. Además, este hábito suele asociarse con ansiedad, sensación de culpa y la incapacidad de disfrutar plenamente de los sabores.
Los expertos recomiendan masticar bien, comer en un ambiente tranquilo y evitar distracciones como hablar demasiado, reír o usar el celular mientras se come.
