lunes, diciembre 29, 2025

CLAVES PARA UN 2026 CON BIENESTAR

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¿Te sientes mentalmente preparado para 2026? Sea cual sea tu respuesta, hay algunos hábitos de eficacia probada que te ayudarán a sentirte despierto, vivo y bien el año que está por comenzar, y son fáciles de poner en práctica.

Los consejos enumerados aquí no pretenden asegurarte que estarás animado y rindiendo al máximo las 24 horas del día, los 7 días de la semana (eso no es realista), pero pueden ayudar a aumentar tu resiliencia, encontrar el equilibrio y dar prioridad a las cosas que más aprecias.

  1. Mueve tu cuerpo

Si lo has oído una vez, lo habrás oído mil veces: la actividad física es una de las mejores cosas que puedes hacer por tu cerebro.

Inmediatamente después de hacer ejercicio, la gente suele decir que se siente mejor emocionalmente, y mejora su rendimiento en pruebas de memoria, de trabajo y otras funciones cognitivas.

¿Cómo puede el ejercicio hacer todo esto? Los científicos creen que mover el cuerpo provoca mayor flujo sanguíneo y liberación de sustancias químicas en el cerebro, que pueden ayudar a crear nuevas conexiones entre neuronas.

Tanto en la depresión como en la demencia se pierden muchas de estas conexiones, por lo que un cerebro reforzado puede servir de amortiguador contra el deterioro.

  1. Atiende tu ansiedad

Hay formas de controlar tu tendencia a tener ansiedad:

Enfréntate a tus miedos. Las investigaciones sugieren que enfrentarse directamente a las cosas que nos producen ansiedad puede ayudar a romper un patrón de miedo y evitación. Puedes hacerlo con un terapeuta -un proceso que los médicos llaman terapia de exposición- o por tu cuenta.

Céntrate en tus valores (en lugar de en tu ansiedad). Piensa en los rasgos personales que admiras y haz algo significativo para encarnarlos. Por ejemplo, si ser generoso es importante para ti, plantéate hacer voluntariado en tu comunidad.

Intenta no caer en el catastrofismo. Pregúntate a ti mismo: ¿Valió la pena la cantidad de preocupación que dediqué a un problema concreto? ¿Cómo sorteé mis preocupaciones y qué fue lo más importante que aprendí?

  1. Desafía a tu cerebro

Si algo supone un reto mental, «lo más probable es que sea muy bueno para tu cerebro», señala Lesley Ross, profesora de psicología de la Universidad de Clemson.

Los expertos dicen eso de los crucigramas y los juegos de entrenamiento cerebral. Lo mismo ocurre con otras actividades cognitivamente estimulantes, como jugar juegos de mesa, leer libros o periódicos, o aprender otro idioma.

  1. Duerme bien

Un tercio de los adultos suelen decir que duermen menos de siete horas por noche. Y cuando las personas tienen problemas para dormir, esto puede afectar la forma en que experimentan el estrés y las emociones negativas. También es más probable que se enfaden más rápidamente, tengan más pensamientos negativos o les resulte más difícil manejar el estrés.

La terapia cognitivo-conductual para el insomnio, o TCC-I, es más eficaz que los medicamentos para dormir a largo plazo: hasta el 80 por ciento de quien la practica ve mejoras en su sueño.

  1. Destrábate

Todos nos sentimos de vez en cuando atascados en el trabajo o en nuestras relaciones, pero hay pequeñas cosas que puedes hacer para librarte de ello.

Prueba hacer una «auditoría de fricciones»: identifica las cosas que crean obstáculos y añaden complicaciones o estrés a tu día a día e intenta eliminarlas. Pregúntate: ¿hay cosas que hago habitualmente que no me gustan?

  1. Mantente fresco

Los estudios demuestran que los días calurosos perjudican nuestra cognición y nos hacen más agresivos, irritables e impulsivos.

Cuando vuelvan julio y agosto, tómate el calor en serio y da prioridad a mantenerte fresco e hidratado. El aire acondicionado, sentarte bajo un ventilador mientras te rocías con agua fría, darte una ducha fresca o buscar un sitio bajo la sombra pueden ayudar a que tu cerebro siga funcionando de forma óptima.

  1. Acalla al crítico interior

Los expertos sugieren dejar de lado esa molesta sensación de que podrías o deberías haber hecho más. En lugar de eso, date crédito por lo que consigues cada día.

Ethan Kross, profesor de psicología de la Universidad de Michigan, ha descubierto que cuando la gente usa la palabra «tú» o su propio nombre en el diálogo interno en vez de «yo», se siente más constructiva y positiva.

Así que, en lugar de decir «No puedo creer que cometiera ese error. Fue una estupidez de mi parte», considera decir esto: «Cometiste un error. Pero tu error es algo que también le ha ocurrido a mucha otra gente, y no te sentirás mal por ello para siempre».

  1. Cuida tu salud física

Los investigadores del Centro McCance para la Salud Cerebral del Hospital General de Massachusetts han puesto de manifiesto lo importante que es la salud física para el bienestar mental y cognitivo con un formato único: un cuestionario que calcula el riesgo de demencia, depresión y derrame cerebral de las personas.

La mayoría de las preguntas se refieren a parámetros de salud comunes (como la tensión arterial y el colesterol) y a comportamientos (como el ejercicio y la nutrición), ilustrando el hecho de que cuanto más sano esté tu cuerpo, más sana estará tu mente. Y si tu puntuación no es tan alta como te gustaría, nunca es demasiado tarde para hacer un cambio.

  1. Haz un nuevo amigo

Sentirse solo y aislado puede llegar a cambiar nuestro cerebro. Los expertos creen que puede deberse a que la soledad desencadena la respuesta del organismo al estrés, que aumenta la inflamación.

Con el tiempo, el estrés crónico y la inflamación pueden dañar las células cerebrales y las conexiones entre ellas, lo que puede llevar incluso a padecer Alzheimer.

Para combatir la soledad, acércate a un amigo o familiar; una breve llamada telefónica puede tener un poderoso beneficio.

Hacer nuevos amigos o unirte a un club es buen punto de partida. Busca los que aprovechen una identidad compartida, como los de madres primerizas, deportes, música, lectura, por ejemplo.

  1. Perdona, ¡o no!

Se ha escrito mucho sobre por qué perdonar es bueno para nosotros. Pero también se está cuestionando que esa sea la mejor ruta.

En el libro You Don’t Need to Forgive: Trauma Recovery on Your Own Terms, la terapeuta experta en traumas Amanda Gregory define el perdón como un proceso emocional y no como un punto al cual se llega.

El proceso puede ayudarte a experimentar menos emociones o pensamientos negativos sobre quien te hizo daño. Pero no significa que te tenga que gustar esa persona.

«Puedes perdonar a alguien y no tener nada que ver con él», dijo.

Y añadió que si prefieres no perdonar o no estás preparado, tampoco pasa nada.

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