Este 11 de noviembre, la comunidad de San Pablo, hoy Ciudad Meoqui, conmemora el 148 aniversario del Templo de San Pablo Apóstol, una obra que ha sido testigo del crecimiento, la fe y la historia de la región, la cual, en el año de 1877 fue bendecida por el Presbítero Fernando Carrasco quien además celebró la primera eucaristía dentro del edificio recién concluido.
Tras el deterioro del primer templo construido poco después de la fundación de San Pablo, en el año 1857 el Presbítero Caledonio Valenzuela convocó al pueblo para emprender la construcción de un nuevo edificio religioso. La primera piedra se colocó en 1862, y tras quince años de trabajo, el 11 de noviembre de 1877, el Presbítero Fernando Carrasco bendijo el nuevo templo y celebró la primera misa en su interior. En aquel entonces, el edificio aún carecía de retablo y su única torre estaba inconclusa.
Con el paso de los años se completó la torre actual, aunque la segunda nunca se edificó debido a fallas estructurales y a los cambios en el diseño original, inspirado en templos catedralicios.
En la torre principal se encuentra una campana de gran tamaño, fundida en 1884, con las inscripciones: “Mi nombre es María de los Dolores. 1954, fundido Padre Severiano Hurtado”. Por su peso y dimensiones, fue necesario realizar ranuras en la cantera de las columnas para colocarla. Además, el templo cuenta con tres campanas secundarias.
Durante décadas, el reloj público del templo marcó el ritmo de la vida en San Pablo. El primero, traído desde la Catedral de Chihuahua y originalmente de Europa, permaneció hasta 1942. Desde entonces, tres relojes distintos han ocupado el frontis, el más reciente instalado en 2005 gracias a la colaboración de autoridades y un patronato civil. El reloj anterior será exhibido en el Museo Regional de Historia de Meoqui, como parte del patrimonio histórico local.
El Templo de San Pablo Apóstol es de planta de cruz latina, con tres naves elaboradas en piedra y acabados de cantera de la Sierra de Orinda. Su ciprés de altar mayor, de estilo neoclásico, destaca por las columnas salomónicas talladas en cantera blanca.
En 1922 se construyó el altar de Santa Mónica, de estilo neogótico, y en 1945 el Pbro. Severiano Hurtado encabezó una importante remodelación: reemplazó el piso de madera por mármol, añadió nichos con imágenes de gran tamaño y dio mantenimiento general al inmueble. Actualmente, los pisos son de cerámica.
El templo conserva su diseño original franciscano, caracterizado por la sobriedad, humildad y belleza. Las columnas y arcos de medio punto, ahora expuestos en su color natural de cantera, muestran la solidez de una edificación que ha sobrevivido al paso del tiempo. Su acústica es excepcional: incluso sin micrófono, la misa puede escucharse con claridad gracias al diseño arquitectónico.
Entre 2020 y 2023, bajo la dirección del Presbítero José Trinidad Carrera, se realizó un proyecto integral de mantenimiento y conservación del templo. Se repararon techos y paredes con técnicas tradicionales del siglo XVIII, utilizando materiales como cal, piedra, jabón amarillo y alumbre, además de renovar el sistema de agua y los aires acondicionados. También se instaló un nuevo sistema de sonido, todo con una inversión superior al millón de pesos, gracias al apoyo de la feligresía.
El maestro albañil Mariano Quiroz Gallegos, constructor principal del templo, reposa en la entrada del edificio. Entre los benefactores más destacados se encuentra Epifanio Álvarez González, agricultor y empresario local, abuelo del exalcalde de Chihuahua Luis Héctor Álvarez, quien está sepultado a un costado del templo.
A 148 años de su inauguración, el Templo de San Pablo Apóstol sigue siendo un símbolo de fe, historia y unidad para Meoqui. Su arquitectura, su acústica y sus muros guardan el testimonio de generaciones que, con esfuerzo y devoción, han preservado esta joya del patrimonio local.







