La facción de Los Chapitos, liderada por Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, atraviesa su momento más crítico desde que asumieron el control de una parte del Cártel de Sinaloa.
En los últimos dos años, su estructura de seguridad y operaciones ha sido severamente debilitada, no sólo por acciones del gobierno mexicano, sino también por conflictos internos. Traiciones, purgas y disputas entre sus propios miembros han marcado el declive del grupo.
Una muestra reciente de esta crisis fue la muerte de Jorge Humberto Figueroa, alias “El Perris” o “El 27”, durante un enfrentamiento con el Ejército el 24 de mayo. La DEA ofrecía un millón de dólares por él, al considerarlo uno de los últimos jefes de seguridad activos de la organización.
Mientras mantienen una violenta disputa con el grupo rival conocido como La Mayiza, la red de protección de Los Chapitos ha sido desmantelada progresivamente, dejándolos en su punto más vulnerable. Al mismo tiempo, sus medios hermanos, Ovidio y Joaquín Guzmán López, han comenzado a colaborar con las autoridades de Estados Unidos.
Hasta ahora, seis figuras clave de su círculo de seguridad han sido neutralizadas:
Néstor Isidro Pérez Salas (“El Nini”), capturado en noviembre de 2023 y extraditado.
Fernando Pérez Medina (“El Piyi”), detenido en septiembre de 2024.
Juan Luis Castro Morales (“El Gavilán”), asesinado en enero de 2025.
Kevin Alonso Gil Acosta (“El 200”), arrestado en febrero.
Luis Alfonso López Reátiga (“El Toner”), detenido tras sobrevivir a un atentado.
Jorge Humberto Figueroa (“El Perris”), abatido por el Ejército en Sinaloa.
La caída de estos operadores refleja la fragilidad creciente del núcleo de Los Chapitos.
