Contener un estornudo podría parecer una acción inofensiva, pero especialistas advierten que esta práctica puede tener graves consecuencias para la salud.
Según médicos y estudios recientes, reprimir la fuerza natural del estornudo puede generar daños que van desde lesiones menores hasta afecciones más severas.
Al detener un estornudo, la presión que normalmente se libera por la nariz y la boca se acumula en la cabeza, el cuello y el pecho. Esto puede provocar desde la ruptura de pequeños vasos sanguíneos en los ojos o el oído interno, hasta problemas respiratorios y riesgo de aneurisma cerebral en casos extremos.
Los expertos recomiendan siempre permitir que el estornudo se produzca, cubriéndose la boca y nariz con un pañuelo o con el brazo, para evitar la dispersión de gérmenes y proteger tanto la propia salud como la de quienes nos rodean.
Además del riesgo de aneurisma, contener un estornudo puede causar dolor de cabeza intenso, lesiones en la garganta y daños en los senos paranasales. La prevención consiste en seguir las normas básicas de higiene y permitir que el cuerpo libere la presión de manera natural.
Aunque parezca un gesto simple, reprimir un estornudo no es recomendable y puede traer consecuencias serias, por lo que los especialistas insisten en dejarlo fluir de forma segura.
