El lunes, el presidente Donald Trump amenazó con imponer un arancel adicional del 5 por ciento a los productos mexicanos a causa de una prolongada disputa sobre el agua, reavivando las tensiones diplomáticas que habían estallado a principios de año por la escasez de agua en las tierras fronterizas.
En una publicación en las redes sociales, Trump acusó a México de no proporcionar más que 800.000 acres-pies de agua —o más de 260.000 millones de galones— en virtud de un tratado de 1944 que media en la distribución del agua de tres ríos, el Bravo, el Colorado y el Tijuana. El mandatario estadounidense dijo que México debía “liberar 200.000 acres-pies de agua antes del 31 de diciembre, y el resto debe llegar poco después”.
La amenaza fue la más reciente de las acciones agresivas que Trump ha emprendido contra algunos de los mayores socios comerciales de Estados Unidos. En octubre, el presidente elevó el tipo arancelario nominal de los productos canadienses del 25 por ciento al 35 por ciento, y también ha amenazado con elevar el tipo arancelario de México del 25 por ciento al 30 por ciento. Si Trump cumple su amenaza de un arancel adicional por el tema del agua, los aranceles sobre los productos mexicanos podrían aumentar hasta un máximo del 35 por ciento, aunque la mayoría de los productos importados de Canadá y México están exentos de aranceles.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha reconocido que su país no ha cumplido los compromisos contraídos en el tratado, y ha afirmado que una sequía que ya se prolonga por varios años ha obstaculizado significativamente la capacidad de su país para proporcionar la totalidad de agua que exigía el acuerdo. La oficina de Sheinbaum no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
El aumento de las temperaturas y las largas sequías han hecho que el agua sea más escasa, lo que hace que el agua de los ríos que comparten México y Estados Unidos sea aún más valiosa.
Cuando Trump amenazó en abril con aumentar los aranceles por este asunto, Sheinbaum adoptó una postura conciliadora: transfirió inmediatamente parte de las reservas de agua de México y acordó dar a Estados Unidos una mayor parte del caudal de agua del río Bravo hasta octubre.
En aquel momento, gran parte de las tierras fronterizas mexicanas sufrían una sequía extrema y las reservas de agua del país se encontraban en mínimos históricos. Ahora la sequía ha remitido, y una fuerte temporada de lluvias ha repuesto gran parte de las reservas de agua de México.
Pero los agricultores mexicanos han presionado a su gobierno para que se oponga a otorgar nuevas concesiones a Estados Unidos en lo que ha sido una disputa histórica en torno a los ríos que comparten los países. En 2020, las tensiones sobre el reparto del agua estallaron en violencia, y los agricultores mexicanos tomaron el control de una presa en la región fronteriza en un intento de cortar el suministro de agua a Estados Unidos.
Los agricultores mexicanos y sus partidarios han bloqueado el transporte comercial en la frontera en protesta por los derechos sobre el agua. En Juárez, los agricultores bloquearon recientemente el paso a Estados Unidos de unos 7000 camiones cargados de piezas de automóviles y otras mercancías, según funcionarios locales.







