miércoles, enero 29, 2025

10 MITOS GASTROINTESTINALES

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Para muchos de nosotros, el tracto gastrointestinal es una especie de caja negra. Entra comida, salen residuos, y rara vez hablamos de lo que ocurre en el camino, o siquiera intentamos comprenderlo.

“No hablamos lo suficiente de la salud gastrointestinal”, dijo Morgan Sendzischew Shane, gastroenteróloga de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami. “No está bien visto” hablar de la digestión, los gases o los hábitos intestinales, añadió.

Y la gente puede sentir vergüenza a la hora de plantear ciertos temas a sus médicos, dijo, lo que puede permitir que viejos mitos sobre la salud gastrointestinal persistan, y que se propaguen nuevas fuentes de desinformación.

Hemos preguntado a 10 expertos en gastroenterología y microbioma cuáles son los mitos que más les gustaría aclarar. Esto es lo que nos dijeron.

Mito 1: debes ‘hacer’ todos los días

A la gente suele preocuparle que si no defeca todos los días, algo debe ir mal, dijo Folasade May, gastroenteróloga de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA.

Sin embargo, puede ser normal hacer entre tres veces al día y tres veces a la semana, dijo. Lo más importante es la consistencia de tus deposiciones, el aspecto de las heces (que no sean demasiado duras, grumosas o aguadas) y la sensación al evacuar (que no sea demasiado doloroso o difícil), añadió May.

Si con frecuencia tienes que hacer mucho esfuerzo, sientes dolor, necesitas más de 10 minutos en el retrete o tienes la sensación de no poder evacuar completamente, quizá te convenga acudir al médico. Esto es especialmente importante si tienes sangre en las heces, cambios repentinos en la frecuencia o el aspecto de tus deposiciones, o una pérdida de peso inexplicable. Estos podrían ser signos de enfermedades graves, como la enfermedad inflamatoria intestinal, la enfermedad celíaca o el cáncer colorrectal, dijo.

Mito 2: las dietas de eliminación pueden ayudar a curar los síntomas gastrointestinales

Tamara Duker Freuman es dietista en New York Gastroenterology Associates, en Nueva York. Cuando atiende a pacientes con problemas de hinchazón o estreñimiento, a menudo ellos tienen la idea de que eliminar varias combinaciones de alimentos —como cereales, legumbres, lácteos, huevos y soya— los ayudará a calmar la inflamación y a curar su intestino.

Sin embargo, no hay nada en estos alimentos que sea inherentemente inflamatorio, dijo Freuman. Y las dietas de eliminación pueden empeorar tu salud intestinal, que generalmente se beneficia más del consumo de una variedad de alimentos de origen vegetal, como cereales integrales, frutas, verduras y legumbres. Seguir dietas restrictivas también puede provocar carencias de nutrientes o trastornos alimentarios, dijo.

Si tienes problemas intestinales con regularidad, un médico puede ayudarte a averiguar la causa. Es posible que debas abstenerte de ciertos alimentos —por ejemplo, si tienes la enfermedad celíaca y debes evitar el gluten—, pero no debería ser necesario suprimir grupos enteros de alimentos de tu dieta.

Mito 3: puedes diagnosticar las sensibilidades alimentarias con una simple prueba

Varias empresas venden pruebas caseras o de laboratorio, llamadas pruebas de sensibilidad alimentaria, asegurando que analizando tu sangre o unos cuantos cabellos pueden identificar los alimentos que podrían estar causando problemas como hinchazón, dolor abdominal e indigestión.

Kate Mintz, dietista de UCLA Health especializada en salud intestinal, dijo que puede ser “tentador” hacerse una simple prueba con la esperanza de obtener respuestas claras.

Sin embargo, las pruebas de sensibilidad alimentaria, incluidas las administradas en casa y por ciertos proveedores de medicina alternativa, no han sido evaluadas rigurosamente, explicó Mintz. Y sus resultados suelen sugerir que la gente evite una larga lista de alimentos —a veces algunos con los que nunca han tenido problemas—, lo que puede resultar confuso o inducirles a seguir dietas innecesariamente restrictivas, dijo Mintz.

En lugar de hacer esto, acude a un dietista, quien puede ayudarte a averiguar qué alimentos están causando tus síntomas, si es que es el caso. Esto puede llevar tiempo, dijo Mintz, pero es probable que dé mejores resultados.

Mito 4: el estrés puede causar úlceras

Los médicos solían pensar que las úlceras pépticas —llagas abiertas en el revestimiento del estómago o en el primer tramo del intestino delgado— eran causadas por el estrés u otros factores del estilo de vida, como comer alimentos picantes.

Esta idea cambió en la década de 1980, cuando los científicos descubrieron que el Helicobacter pylori, una bacteria que perfora el revestimiento protector del estómago, causaba muchas úlceras pépticas, explicó William Chey, jefe de gastroenterología de Michigan Medicine. El uso frecuente de antiinflamatorios no esteroideos, como la aspirina, el ibuprofeno y el naproxeno, también puede causarlas.

No tratar la “causa de fondo” de las úlceras —con antibióticos si están causadas por H. pylori o reduciendo el uso de antiinflamatorios no esteroideos si estos son los culpables, por ejemplo— puede permitir que reaparezcan, dijo Chey.

Las úlceras recurrentes pueden aumentar el riesgo de hemorragia, o de que se forme una obstrucción o un orificio en el estómago o el intestino delgado. Las infecciones por H. pylori no tratadas también pueden aumentar el riesgo de cáncer de estómago.

Mito 5: las limpiezas de jugos y los ayunos pueden curar el intestino

Es una idea popular: haz un jugo con varios ingredientes que puedes encontrar en la sección de frutas y verduras —naranjas, piña, lima, pepino, jengibre, cúrcuma— y consúmelo todos los días para tener una mejor digestión, menos hinchazón y un intestino más sano.

Si te gusta preparar estos elixires (o comprarlos en la tienda), está bien beberlos con moderación, dijo Shane. Sin embargo, algunos jugos pueden tener un alto contenido en azúcar, dijo, y “realmente no ayudan a limpiar nada”.

De hecho, extraer el jugo de frutas y verduras elimina su fibra, que alimenta los microbios intestinales beneficiosos y regula los movimientos intestinales. Lo mejor es mezclar los productos en un licuado, que no elimina la fibra, o preparar una ensalada, dijo Shane.

La versión extrema de este mito es la limpieza de jugos, en la que la gente solo consume jugos durante varios días. Esto no es beneficioso ni sostenible, añadió Shane, y es peligroso promover la idea “de que tu cuerpo necesita privarse de alimentos para estar limpio y sano”.

Mito 6: el cáncer colorrectal afecta especialmente a las personas mayores

En la facultad de medicina, a principios de la década de 2000, a May le enseñaron que el cáncer colorrectal era una enfermedad de adultos mayores. Sin embargo, sus tasas han aumentado en personas más jóvenes, y ahora es la principal causa de muerte relacionada con el cáncer entre los hombres menores de 50 años y la segunda más frecuente entre las mujeres de ese grupo de edad.

En la actualidad, May dice a los estudiantes de medicina que cuando los adultos presentan cambios en sus hábitos intestinales, una pérdida de peso inexplicable o sangre en las heces, el cáncer colorrectal debe estar en su lista de cosas que descartar.

Dado que las etapas iniciales del cáncer colorrectal no suelen presentar síntomas, todo el mundo debería someterse a pruebas de detección —una colonoscopia o un análisis de heces en casa— a partir de los 45 años, o antes si se tienen ciertos factores de riesgo, dijo May.

Mito 7: comer frutos secos y palomitas puede causar diverticulitis

La diverticulitis se produce cuando las pequeñas bolsas de la pared del colon se inflaman, provocando dolor abdominal, náuseas, vómitos, estreñimiento, calambres o fiebre.

Los médicos solían decir que si eres propenso a la diverticulitis, debes evitar comer nueces, frutos secos, semillas y palomitas de maíz, pensando que podrían atorarse en la pared del colon y causar inflamación, dijo Nitin Ahuja, gastroenterólogo de la Universidad de Pensilvania.

Pero eso resultó ser erróneo, explicó Ahuja. De hecho, algunas investigaciones sugieren que las personas que consumen frutos secos o palomitas de maíz son en realidad menos propensas a desarrollar diverticulitis que las que no lo hacen. Estos alimentos contienen fibra, que se asocia a un menor riesgo de diverticulitis.

Mito 8: comer frijoles y otros alimentos que contienen lectinas puede provocar un intestino permeable

Algunos influentes aseguran que ciertos alimentos que contienen sustancias químicas llamadas lectinas —incluyendo los frijoles, los cereales y algunas verduras— provocan inflamación y un revestimiento intestinal “más permeable”, que puede permitir que los microbios y las sustancias tóxicas pasen del intestino a otras partes del cuerpo.

Todas las plantas contienen lectinas, y estas son especialmente elevadas en los frijoles; por eso comer frijoles crudos o semicrudos puede causar molestias gastrointestinales. No obstante, la mayoría de las lectinas se destruyen al cocinarlas, por lo que no debes preocuparte por sus niveles en los frijoles, los cereales u otros alimentos cocinados, señaló Justin Sonnenburg, profesor de microbiología e inmunología de la Universidad de Stanford.

Y aunque algunas verduras que podrías comer crudas —como los tomates, los pimientos y los chícharos— contienen lectinas, tienen concentraciones mucho más bajas que los frijoles secos, y no se han relacionado con síntomas digestivos.

Según Sonnenburg, renunciar a los alimentos vegetales que contienen lectinas por culpa de este mito no ayudará a tu sistema gastrointestinal. De hecho, podría perjudicarlo. Evitar los alimentos vegetales puede privar a tus microbios intestinales beneficiosos de suficiente fibra, dijo. Cuando esto ocurre, pueden empezar a comerse el revestimiento mucoso protector del intestino, lo que a su vez puede provocar un intestino permeable e inflamación, añadió.

Mito 9: el síndrome del intestino irritable ‘está en tu cabeza’

Dolor abdominal, hinchazón, diarrea, estreñimiento: los síntomas del síndrome del intestino irritable (SII) son reales y pueden ser debilitantes. Sin embargo, históricamente, este trastorno ha estado acompañado de cierto estigma, en parte porque no tiene una prueba diagnóstica, los científicos no comprenden del todo su causa y ciertos trastornos mentales, como la ansiedad y la depresión, pueden agravarlo.

Incluso hoy en día, algunos profesionales de la salud pueden no tomarse en serio este trastorno, lo que hace que muchos pacientes se sientan tachados de “locos”, dijo Baha Moshiree, gastroenteróloga de Atrium Health Wake Forest, en Charlotte, Carolina del Norte.

Moshiree explicó que el SII es un trastorno de la interacción intestino-cerebro. Algunos nervios del intestino —como los que perciben el dolor, por ejemplo— pueden ser demasiado sensibles, lo que puede hacer que incluso las funciones digestivas normales resulten dolorosas.

La salud mental puede influir en el SII, pero eso no lo hace menos real ni hace que tratarlo valga menos la pena, dijo.

Mito 10: todo el mundo debe tomar probióticos para la salud intestinal

Aunque algunas personas podrían beneficiarse de tomar suplementos probióticos, hay pocas pruebas de calidad que sugieran que la mayoría de la gente los necesite, señaló Brian Lacy, gastroenterólogo y profesor de medicina de la Clínica Mayo de Jacksonville, Florida.

En el intestino viven miles de especies microbianas, dijo, por lo que es poco probable que una pequeña cápsula que contenga solo una o unas pocas cepas vivas haga mucho por mejorarlo.

Y para algunas personas, los probióticos pueden empeorar los síntomas. Las personas con estreñimiento, por ejemplo, pueden tener más gases, hinchazón y náuseas después de tomar un probiótico, dijo Kayla Hopkins, dietista de Atrium Health Gastroenterology and Hepatology en Charlotte, Carolina del Norte. En lugar de ello, recomendó consumir alimentos fermentados como yogur, kéfir, kimchi o chucrut, además de una variedad de alimentos vegetales.

“Un intestino óptimo”, dijo Hopkins, “no empieza con montones de pastillas y montones de pociones si puedes evitarlo. Simplemente empieza con una nutrición equilibrada y variada”.

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