Pennsylvania, Estados Unidos.- Las consignas electorales del martes en Allentown, una ciudad mayoritariamente latina del decisivo estado de Pensilvania, provenían de un pequeño pero apasionado grupo de manifestantes a las afueras de un mitin de campaña de Donald Trump: «¡Los migrantes hacen grande a Estados Unidos!».
El lema -un juego de palabras con el eslogan «Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo» del candidato republicano- junto a gritos de «¡Trump, fuera!», reflejan el creciente enfado entre los latinos, en particular los de Puerto Rico, después de que un cómico comparara a ese Estado Libre Asociado del país con «basura» en un acto del magnate este fin de semana.
«Los latinos están muy disgustados por esto», dijo a la AFP Ivet Figueroa, oficinista de 60 años, criada en la clase trabajadora de Allentown por padres puertorriqueños, mientras unos 50 manifestantes se reunían cerca de la larga fila de partidarios de Trump que esperaban para entrar al estadio.
«Somos ciudadanos, ¿y él se refiere a nosotros de esa manera?», añadió. «¡Cómo se atreve!».
Las impactantes declaraciones en el mitin del domingo en el Madison Square Garden del comediante Tony Hinchcliffe, que llamó a Puerto Rico «isla flotante de basura», han reverberado en el panorama electoral a una semana de los comicios del 5 de noviembre.
En esta reñida carrera, el estado más disputado de todos es «un cara o cruz», según los sondeos. Un cambio de unos pocos miles de votos podría inclinar la balanza de Pensilvania a Trump o a su rival demócrata, Kamala Harris.
De ahí que el discurso del cómico sea aún más que sorprendente.
Ha movilizado a los puertorriqueños, no a aquellos que están en la isla, que no pueden votar en las elecciones presidenciales, sino a los más de un millón de «boricuas» que residen en los 50 estados del país, especialmente en los siete considerados claves que probablemente determinarán el resultado.
«Cambiando de opinión»
Pensilvania es el hogar de más de 400 mil puertorriqueños, y los promotores de las campañas pro voto ya han dicho que ven evidencia de que la controversia está volviendo a los latinos contra el magnate republicano.
«Hemos escuchado a personas que están cambiando de opinión, que son republicanos y ahora, debido a esto, van a votar por Kamala», dijo Armando Jiménez, subdirector de organización Make the Road Action Pennsylvania.
Aunque no fue masiva, la manifestación del martes -con partidarios de Trump tratando ocasionalmente de gritar a los participantes mientras caminaban hacia el lugar- puso de relieve la influencia potencial de un grupo demográfico de votantes menospreciado.
«Somos el bloque de votantes que más crece en todo el país, así que cualquier cosa puede influir realmente en las elecciones si seguimos siendo atacados», consideró Jiménez.
Para la puertorriqueña Michelle Fernández, una devota partidaria de Trump que hacía fila en el mitin, las declaraciones del cómico no fueron más que palabras vacías.
«No me molestó», dijo a la AFP esta mujer de 54 años junto a su marido, ambos con pancartas que decían «Boricuas con Trump», al poner como excusa que el comentario «no salió de la boca» del líder republicano.
Mientras el escándalo por las declaraciones continuaba, los aliados de Trump calentaban al público del estadio antes de que llegara el cabeza de cartel. Entre ellos había puertorriqueños como Tim Ramos, ex candidato a la alcaldía de Allentown.
El actual Alcalde, el demócrata Matthew Tuerk, estaba fuera en la protesta, desahogándose por el comentario de Hinchcliffe sobre la «basura».
«¡Es un insulto a la gente de Allentown!», dijo a decenas de manifestantes.
«Están haciendo un alegato final de agravios».
Cerca de allí, un hombre solitario sostenía otro cartel: «Hagamos que el racismo sea una vergüenza de nuevo».