miércoles, septiembre 18, 2024

MIGUEL HIDALGO Y COSTILLA Y LOS INSURGENTES DEJARON SU HUELLA EN MEOQUI

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A 167 días como líder de la Insurgencia, Miguel Hidalgo y Cotilla fue apresado y trasladado al norte del país pasando por el pueblo de San Pablo, hoy Meoqui, en donde fue aseado junto con los Insurgentes Aldama, Allende, Abasolo y Jiménez, entre otros, descansando en el Cuartel Militar, donde hoy en día se cuenta con una plazuela y el monumento al Padre de la Patria recordando su paso por este lugar, así como una Estela de Águila de la Ruta de la Libertad situada en una Plaza en su honor, justo en el paso del entonces Camino Real de Tierra Adentro.

En el año 1810 Miguel Hidalgo Y Costilla encabezó la lucha por la Independencia de México, en Dolores Hidalgo, Gto. Un 15 de septiembre, donde se le sumaron miles de hombres y mujeres, todos de las clases bajas y medias, en donde la lucha fue arrolladora y en poco tiempo sometieron a todas las poblaciones como: Celaya, Silao, Irapuato y Guanajuato tomando la alhóndiga de Granaditas con la proeza que el Pípila realizó.

Fueron alucinantes y vertiginosos triunfos que en un momento dado Hidalgo no comprendía y dudó en seguir adelante al grado que, próximo a tomar la capital del país titubea y decide no marchar sobre ella, discutiendo fuertemente con su subalterno Allende, este titubeo los hace cambiar de planes y replegarse en Guadalajara que son atendidos por un amigo llamado Antonio Torres, pero en ese trayecto el ejército realista se ordena y asestan una derrota a los Insurgentes en Aculco, donde hacen que se disperse el Ejército Insurgente e Hidalgo decide partir hacia el norte para reorganizarse y ofrecer combate más sólido a los realistas.

Sin embargo, es traicionado por el Capitán Elizondo que consideraban aliado de las fuerzas Insurgentes, esto sucedió en Acatita de Bajan Coahuila, ahí fueron apresados todos los líderes Insurgentes y un gran número de elementos del ejército del pueblo. Hasta ese momento Miguel Hidalgo llevaba 167 días como líder de la Insurgencia Mexicana.

El Ejército Realista decidió separar en dos grupos a los prisioneros, uno hacia el sur y los líderes y sus más cercanos seguidores hacia el norte, donde se decía que serían ajusticiados como premio a su rebelión y escarmiento a la población.

De ahí fueron llevados Miguel Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo, Jiménez y muchos de menor jerarquía, por innumerables pueblos, como exhibición y escarmiento a todo aquel que osara rebelarse contra la Corona española, llegaron al Pueblo de San Pablo, hoy Meoqui, un 20 de abril de 1811, donde, con un gran escándalo porque los iban exhibiendo con cadenas, grilletes y caminando en muchos de los trayectos para escarmiento de la población, deciden cortar el cabello y rasurar a los líderes para que en Chihuahua no existiera ninguna confusión, o duda de su identidad.

Al ser colocados en las celdas de la prisión, los centinelas mandan traer al peluquero del pueblo para que atendiera a los Insurgentes y este personaje era José María Altamirano, una persona humilde, andrajosa pero muy servicial que, al ser llamado para realizar ese trabajo no dudo en hacerlo de inmediato y cuál sería su sorpresa al saber que uno de los presos era por demás distinguido y causaba estupor, ya que era un sacerdote.

Al conocerse de inmediato se generó una extraordinaria conexión entre ellos y rápidamente se puso al tanto de los hechos por el líder Insurgente que le dice: “hasta aquí hemos llegado, la corona española nos culpa de todos los conflictos nacionales, pero nosotros tenemos derecho a la independencia y libertad”.

El Sr. José María Altamirano o Chemaría como le decían, no podía creer que tenía enfrente suyo al líder de los Insurgentes, al mismísimo Miguel Hidalgo y Costilla, mismo que al terminar su trabajo le dice: “amigo, te has ganado mi afecto y mi confianza, por lo tanto te daré un obsequio que debes cuidar, no digas que te lo di porque lo perderás”, al mismo tiempo metió su mano a su camisa guerrera y extrajo un botón de oro macizo y se lo entregó, “sin embargo no dejes de cobrar por tu trabajo, esto es por tu amabilidad”, el peluquero agradecido murmura: “el oro no limpia el alma, pero quita el hambre” y agradeciendo con un gesto se retiró.

Miguel Hidalgo después de eso, le ordenan retirarse a dormir y al día siguiente salen de San Pablo, hoy ciudad Meoqui, hacia la capital San Felipe el Real, hoy Chihuahua, donde permaneció preso poco más de tres meses y luego fue fusilado.

Los Insurgentes son fusilados el 30 de julio de 1811, y cercenadas sus cabezas que las llevaron en picas como exhibición hasta la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, el lugar donde empezó la lucha por la Independencia.

Esto hizo enardecer al pueblo mexicano que, con muchos conflictos y problemas internos, finalmente se consuma la Independencia Nacional Mexicana un 27 de septiembre de 1821.

En Meoqui, en la calle Degollado e Hidalgo está un monumento a Hidalgo y un mural, obras extraordinarias que son para recordar los hechos que nos dieron patria y libertad y que aquí también pasó esa vertiginosa luz llamada “Independencia y Libertad” en la persona de Miguel Hidalgo y Costilla.

El mural significa la muerte de una cultura y la fusión y nacimiento de la nueva cultura, la raza de bronce. Y sobre esa misma ruta que marcaba el entonces Camino Real de Tierra Adentro, se encuentra la Estela de Águila de la Ruta de la Libertad, en recuerdo por donde pasó el Padre de la Patria.

San Pablo hoy Ciudad Meoqui, es una analogía en la historia Nacional.

Por Francisco González Carrasco

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