Por mucho que te guste cocinar en tu estufa de gas, es malo para la salud.
Pero, ¿hasta qué punto?
Según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Jaume I de Castelló de la Plana (España), los habitantes de la Unión Europea y Gran Bretaña tienen el doble de probabilidades de morir prematuramente por exposición a los contaminantes de las estufas de gas que por un accidente de tráfico.
Según los investigadores, se calcula que las estufas de gas provocan 40 mil muertes prematuras al año en la Unión Europea y Gran Bretaña, lo que supone un recorte de aproximadamente dos años en la esperanza de vida de una persona media. En la misma región, las estufas de gas han provocado más de un millón de casos anuales de asma. Sólo los casos en niños suponen un gasto sanitario adicional estimado en 4 mil 300 millones de dólares.
En los últimos años, un estudio tras otro ha demostrado que esos círculos de llama azul emiten óxidos de nitrógeno nocivos para la salud humana, junto con otros gases que calientan el planeta.
¿Es peligrosa mi estufa de gas?
Las estufas de gas utilizan gas natural. Cuando se quema, produce sobre todo dióxido de carbono y vapor de agua. Además de esas emisiones de gases de efecto invernadero, la combustión del gas natural produce contaminantes que pueden dañar la salud.
Uno de ellos es el óxido de nitrógeno, un irritante pulmonar y desencadenante del asma que puede empeorar una enfermedad existente o provocar nuevos casos de asma. Otro es el benceno, un conocido carcinógeno humano, que puede alcanzar niveles superiores a los de referencia sanitaria cuando se libera de las estufas de gas de interior.
¿Desde cuándo lo sabemos?
Desde al menos la década de 1980, los científicos llevan estudiando los efectos sobre la salud del uso de estufas de gas. En Estados Unidos, el gobierno federal se planteó regular las estufas de gas en 1983, ya fuera prohibiéndolas por completo o considerando las emisiones como contaminación del aire interior en virtud de la Ley de Aire Limpio. Pero la industria se opuso y apoyó la acción voluntaria.
En 2020, aproximadamente dos de cada cinco hogares estadounidenses tenían una estufa de gas.
Según un informe de ese mismo año, estos aparatos, sobre todo los que no tienen salida de humos, podrían ser una enorme fuente de contaminación del aire interior. Otro estudio reciente muestra que, en Estados Unidos, la exposición a largo plazo a las estufas de gas de interior podría contribuir a la muerte de hasta 19 mil adultos al año y ser responsable de unos 50 mil casos actuales de asma en niños.
“En Estados Unidos, las concentraciones de óxidos de nitrógeno en el exterior han bajado, lo cual es una buena noticia, pero al mismo tiempo no estamos siguiendo el ritmo de limpieza del aire interior”, afirma Yannai Kashtan, científica especializada en calidad del aire de PSE Healthy Energy, una organización científica sin ánimo de lucro, y autora del estudio sobre el asma publicado en Science Advances. “Tenemos que centrarnos en los lugares donde pasamos la inmensa mayoría de nuestro tiempo”.
¿Cómo puedo protegerme?
La solución más obvia es deshacerse de la fuente de contaminación: Tirar la estufa de gas y sustituirla por una eléctrica.
Pero es mucho más fácil decirlo que hacerlo. La mayoría de los inquilinos no tienen control sobre sus estufas y muchos propietarios no pueden permitirse sustituir una estufa que funciona por otra nueva. Si una reforma de la cocina está fuera de su alcance, añadir quemadores eléctricos enchufables puede ser una solución rápida.
“Es una cuestión de justicia ambiental”, afirma Juana María Delgado-saborit, directora del Laboratorio de Investigación en Salud Ambiental de la Universidad Jaume I y autora principal del nuevo informe. La transición de las cocinas de gas a las eléctricas, dijo, significa que “los gobiernos tienen que ayudar a las comunidades a hacer esos cambios y es importante que los gobiernos tomen medidas para garantizar que las estufas de gas que se pongan en el mercado sean seguras”.
Si sigue utilizando su estufa de gas, recuerde: ventilación, ventilación, ventilación.