jueves, noviembre 14, 2024

ENCARNA RUSSELL CROWE A UN DETECTIVE CON ALZHEIMER

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«Tu nombre es Roy Freeman», dice un texto escrito sobre cinta adhesiva, pegada en un anaquel. «Son 10 mg de atorvastatina», reza el texto escrito en una más, sobre el espejo del botiquín.

«Tienes Alzheimer», recuerda aquella al detective de homicidios retirado y que fue operado de la cabeza, en el filme Recuerdos Mortales (Sleeping Dogs), que se estrena en salas mañana.

«La memoria nos define y su falta de recuerdos (de Roy) le disminuye su capacidad (de integrarse), lo hace muy difícil para él. Está en una situación vulnerable, porque habla con gente que lo conoce, pero él no los conoce. No sabe quién es su amigo o quién es su enemigo», comentó el director Adam Cooper en enlace virtual.

Resignado a su realidad momentánea, Roy (Russell Crowe) recibe una llamada que lo intriga, porque le piden que atestigüe nuevamente en la reapertura de un viejo caso de un asesinato, el del profesor Joseph Wieder (Marton Csokas), en el que él trabajó años atrás.

Al convicto, Isaac Samuel (Pacharo Mzembe), lo condenaron a muerte y tiene un mes para solicitar el indulto exigiendo el replanteamiento de pruebas y firmas, ya que afirma que Roy y su compañero de entonces, Jimmy Remis (Tommy Flanagan) alteraron pruebas y lo inculparon siendo inocente.

La historia que se ve en pantalla tiene como origen la novela bestseller «El Juego de los Espejos», que el autor rumano E. O. Chirovici publicó en 2017.

«Leí la historia y quedé atrapado por el personaje de Roy, por los giros literarios que se van dando; me gusta cómo aborda la temática de la memoria y el rol que el pasado juega en nuestra vida y lo que somos como personas.

«La adaptación al cine fue realmente compleja, porque el personaje de Russell existe en el libro sólo en el último tercio y tuvimos que rediseñar la narrativa y llevarlo a través de la mirada de él», detalló Cooper, quien coescribió el guion junto a Bill Collage.

Cuando no tiene más opción que participar activamente en la reinvestigación, Roy escribe nombres clave en cinta adhesiva y los pega en la pared: «Laura Baines» (Karen Gillan), «Joseph Wieder» (Marton Csokas), «Wayne Devereaux» (Thomas M. Wright) y «Danna Fina» (Elizabeth Blackmore).

A la par de explicar que fue operado para que le insertaran unos dispositivos que estimulan su memoria, Roy esconderá que fue farmacodependiente.

Conforme va avanzando la pesquisa, se enfrentará a una verdad que no le gustará nada y se aterrorizará con ciertos detalles del asesinato que va descubriendo.

«El personaje de Laura es muy importante. Es una psicóloga que hace trabajo de investigación, junto con el profesor Wieder, una investigación sobre trauma y represión, así como la supresión del trauma.

«Ella, se podría decir, es la que ‘cambia formas’ en la narración y no sabes si puedes confiar en ella. Tiene varias máscaras y lo que hizo Karen en el filme fue fabuloso».

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