miércoles, octubre 23, 2024

EL POSIBLE RETORNO DE TRUMP

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Washington DC, Estados Unidos.- Un potencial retorno del ex Presidente Donald Trump a la Casa Blanca puso bajo alerta a Gobiernos desde Estonia hasta Canadá pero pocos países resentirían tanto su estilo diplomático -basado en la intimidación y las amenazas- como el próximo Gobierno de México, particularmente en migración.

Con sus triunfos en las primeras dos estaciones de la carrera por la nominación del Partido Republicano, Trump se encamina a competir por la Presidencia de Estados Unidos por tercera vez basando su campaña en una feroz política migratoria que colocará al próximo Presidente de México ante un encrucijada.

«Quien quiera que sea el Presidente de México dentro de un año se enfrentará ante una dilema muy simple», dice a Grupo REFORMA, Roberto Suro, profesor de política pública y periodismo en la Universidad del Sur de California, refiriéndose al potencial escenario en que Trump gane la elección de noviembre.

«De un lado está aceptar la política migratoria de Trump, que significa aceptar en su territorio a todo (migrante) el que Estados Unidos no acepta, y del otro lado está enfrentar la intimidación (de Trump)», concluye Suro.

A pesar de los cuatro procesos criminales que enfrenta por diversas causas, incluido el intentar subvertir los resultados de la elección presidencial de 2020, Trump supera por 5 puntos porcentuales al Presidente Joe Biden en el más reciente careo nacional levantado por Ipsos/Reuters rumbo a la elección de noviembre.

Actualmente, México es el primer socio comercial de EU pero es en el área migratoria donde el equipo de campaña de Trump ha dejado claro tener un plan detallado para aplicar las restricciones migratorias más feroces desde la Operación Espalda Mojada de 1954 y que requeriría colaboración estrecha con México.

«Trump desatará el vasto arsenal de poderes federales para implementar la represión migratoria más espectacular», advirtió en noviembre al diario The New York Times Stephen Miller, el arquitecto de la política migratoria de la primera Presidencia de Trump y uno de los principales asesores de su campaña.

Dentro de sus planes, el equipo de Trump no sólo intentaría revocar los permisos de trabajo de cientos de miles de jóvenes indocumentados, sino también la ciudadanía automática a las personas nacidas en EU, pero más importante: negociar devoluciones masivas de migrantes de terceros países hacia México.

En la actual contienda por la nominación presidencial al interior del Partido Republicano, el equipo de Trump ha prometido traer de regreso el polémico programa migratorio «Quédate en México» así como reactivar las expulsiones sumarias de migrantes a México bajo el Título 42 de la Ley de Salud Pública.

«Trump tendrá que cumplir en la frontera y, lo más fácil, lo único que realmente les funcionó fue enviar a todos de regreso a México», comenta el profesor Suro sobre lo que ocurriría en el hipotético escenario.

De acuerdo con estadísticas estadounidenses, la aplicación del programa «Quédate en México» obligó a 70 mil migrantes a esperar su proceso de asilo en el lado mexicano de la frontera, mientras que bajo el Título 42 durante la pandemia de Covid-19, EU hizo más de 2.8 millones de expulsiones hacia México.

Montaña rusa de incertidumbre

La diplomacia basada en las amenazas y la intimidación de la primera Presidencia de Trump sometió a la política comercial con México y Canadá a una montaña rusa de incertidumbre al prometer durante su campaña en 2016 terminar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994.

Hoy, sin embargo, en su campaña por la nominación republicana, Trump se enfrenta a la inusual posición de defender uno de los principales logros de su gestión: la versión revisada del TLCAN, cristalizada en el Tratado de Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que entró en vigor en 2020.

«Pusimos fin al desastre del TLCAN, el peor acuerdo comercial jamás realizado, y lo reemplazamos con el nuevo T-MEC… el mejor acuerdo comercial jamás logrado en el país», dijo Trump apenas hace unos días en la ciudad de Laconia en el Estado de Nueva Hampshire y donde el magnate de 77 años ganó las elecciones internas.

Si bien sería inusual que de llegar a la Casa Blanca en 2025 buscara renegociar uno de sus logros más representativos de su primer periodo como Presidente, Trump sin embargo podría utilizar la revisión del T-MEC programada para mediados de 2026 como una medida para presionar a México en otras áreas.

«Trump le puso su nombre a dicho acuerdo comercial (el T-MEC), como lo hizo al ponerle al nombre en la Torre Trump (de Nueva York). El acuerdo tiene su marca. Y como lleva su marca, el acuerdo es perfecto», dice a Grupo REFORMA Pamela Starr, una de las principales expertas en la relación entre México y EU.

«Pero puedo imaginar (a Trump) amenazando a México… con salirse del acuerdo, si no se porta bien», indica Starr, quien es profesora de Ciencia Política en la Universidad del Sur de California (USC) en Los Ángeles.

A diferencia de su antecesor, los tres países incluyeron en el T-MEC una fecha de expiración de 16 años y establecieron un proceso de revisión cada seis años entre los tres socios de América del Norte, y de la cual un potencial nuevo Gobierno de Trump podría aprovechar para presionar en otras áreas incluida migración.

Utilizar la amenaza de no renovar el T-MEC no sería inédito para Trump, pues en 2019 el entonces Presidente estadounidense amenazó con imponer aranceles a todos los productos que cruzaran desde México, como forma de presión al Gobierno mexicano para ampliar el programa «Quédate en México».

«Trump no es el tipo de Presidente que mantiene la relación compartimentalizada por temas», señala Starr.

De acuerdo con un informe redactado este enero por la ex Subsecretaria de Comercio Exterior Maria Luz de la Mora para The Atlantic Council, la revisión programada del T-MEC en 2026 no debe ser usada como un momento de renegociación del texto del acuerdo o para alterar el curso normal de maduración del pacto.

«El tratado no menciona la posibilidad de renegociar, lo que implicaría un proceso más complejo, que requeriría autorización del Congreso de EU y notificación al Parlamento canadiense», dice el informe.

Sin embargo, no es descabellado pensar en una potencial Presidencia trumpista usando el tema comercial para presionar al nuevo Gobierno mexicano en prioridades políticas más cercanas a la percepción de la base republicana que lo eligió, en específico, el disminuir la migración irregular a la frontera México-EU.

Migración y drogas en la mira

Dentro de las internas republicanas, Trump y el resto de los contendientes han presentado propuestas agresivas para obligar a México a hacer más en contra de la producción y tráfico de droga, particularmente de fentanilo, el opioide sintético que tan sólo en 2022 fue responsable de más de 75 mil muertes en EU.

Desde el año pasado, la Administración Biden ha intentado mejorar la coordinación para interrumpir la llegada de precursores químicos desde China, que se usan para la producción ilegal de fentanilo en México, pero los republicanos han empujado escenarios aún más drásticos incluyendo una intervención armada de EU.

«Washington presionará a México sobre dos cuestiones de las que, en última instancia, Estados Unidos es más responsable que México: la migración y los narcóticos», comenta a Grupo REFORMA Fulton Armstrong, ex funcionario de larga trayectoria en asuntos de inteligencia y en asuntos de América Latina.

Tan sólo en Nueva Hampshire, Trump retomó la idea de desplegar a la Armada estadounidense para establecer un bloqueo naval en el Océano Pacífico contra envíos de precursores químicos a puertos mexicanos, algo que había sido presentado por el Gobernador de Florida, Ron DeSantis, ex rival de Trump.

Con elecciones presidenciales de México en junio, las dos principales candidatas, la oficialista Claudia Sheinbaum y la opositora Xóchitl Gálvez deberán adelantarse sobre cuáles serían los límites de la colaboración antinarcóticos con Trump ahora que las probabilidades de ser Presidente se incrementan.

«Es una especie de ‘misión imposible’… y la Presidenta Sheinbaum o la Presidenta Gálvez tendrán que hacer un esfuerzo de equilibrio», añade Armstrong, hoy profesor en la American University en Washington.

Pero a diferencia de migración, donde el equipo de Trump ya ha detallado políticas concretas -como terminar con el programa de refugiados a EU y restringir el acceso al asilo-, no tienen claro sobre medidas específicas que les gustaría que el nuevo Gobierno mexicano tomara en el tema del tráfico de drogas.

«No creo que (en el equipo de Trump) sepan lo que quieren que México haga (en torno al fentanilo). Por ahora es sólo una posición política. Están golpeando el pecho intentando presentarse poderosos, diciendo que todo es culpa de México y que tenemos que obligar a México a solucionarlo», dice la profesora Starr.

Según la catedrática estadounidense, la idea de lanzar misiles en contra de laboratorios de drogas ilegales en territorio mexicano -y que según varios ex funcionarios Trump propuso- no es algo factible estos días, no sólo por la falta de detalle, sino porque las preocupaciones migratorias eclipsan la agenda bilateral.

Calificada por Naciones Unidas como una época histórica de personas en movimiento, los altos niveles de migración en el Hemisferio Occidental parece sin embargo que definirán los márgenes para apaciguar a un potencial Presidente Trump de triunfar en noviembre.

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