Distintos estudios científicos vinculan la periodontitis con la enfermedad degenerativa. Aunque no causa el inicio de esta demencia, es importante reducir el riesgo de infección mediante una higiene adecuada y el control odontológico frecuente.
Según la Organización Mundial de la Salud, más de 55 millones de personas viven con demencia en el mundo y esta cifra está aumentando aceleradamente. Se calcula que para 2050, las personas que presentarán esta enfermedad se triplicará hasta alcanzar los 139 millones. El Alzheimer es la causa más común de demencia en adultos mayores por lo que los expertos consideran que se está enfrentando una pandemia emergente de esta afección.
Ante la falta de tratamientos que la curen, la detección temprana sigue siendo uno de los principales enfoques terapéuticos. El último hallazgo significativo en este campo,, según un estudio, tiene que ver con la periodontitis, conocida como la enfermedad de las encías. Este descubrimiento viene a respaldar una hipótesis creciente en la comunidad científica en los últimos años: la enfermedad de Alzheimer no es sólo una enfermedad neurodegenerativa, sino que estaría vinculada con una infección.
¿El Alzheimer puede ser causado por una bacteria? El doctor Norberto Raschella, jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario Austral, respondió a Infobae: “En los últimos años, con el avance de la genética, ha adquirido un papel preponderante el estudio de la inflamación como proceso primario o secundario adicional involucrado en la génesis de patologías neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, por citar las más frecuentes. Se considera el papel de diferentes mecanismos etiopatogénicos involucrados en la neurodegeneración como, por ejemplo, la acumulación de proteínas mal plegadas, tal el caso del beta amiloide, la proteína tau fosforilada, y otros fenómenos como la producción de radicales libres, moléculas que ejercen efecto tóxico sobre las células”.
Y explicó que desde hace algunos años se sabe que, en el caso de las enfermedades cerebrovasculares y cardiovasculares, la salud bucal juega un rol importante para evitar el daño de la capa interna de las arterias, llamado endotelio, y que la presencia de placa bacteriana en las encías produce invasión de distintos gérmenes al torrente sanguíneo, con la consecuente cascada inflamatoria sobre el endotelio de las arterias.
“En el caso del estudio que nos ocupa, se ha detectado en cerebros de pacientes con Alzheimer, y en el líquido cefalorraquídeo moléculas correspondientes al germen Porphyromonas gingivalis (PG) denominadas gingipaínas, las cuales ejercen un efecto deletéreo (NdelR: nocivo) sobre las neuronas, células gliales y endotelio vascular. Estudios de laboratorio realizados en ratones, a los cuales se les han administrado antibióticos de amplio espectro, demostraron la disminución de la acumulación de estas proteínas (gingipaínas) en áreas anatómicas involucradas en la enfermedad de Alzheimer”.
El estudio que respalda esta teoría fue publicado en la prestigiosa revista Science Advances. En él, el grupo de investigadores liderado por el microbiólogo de la Universidad de Louisville (Kentucky, Estados Unidos) Jan Potempa fue el que descubrió la bacteria Porphyromonas gingivalis (responsable de la periodontitis crónica) en los cerebros de pacientes fallecidos con Alzheimer. Se llevaron a cabo experimentos con ratones a los que provocaron infecciones bucales con el patógeno que llegó al cerebro y produjo el péptido beta amiloide.
¿Significan estos estudios que una bacteria es responsable de la enfermedad de Alzheimer?
El doctor Raschella contestó: “La respuesta es no. Es simplemente un mecanismo más dentro de muchos otros involucrados en los procesos degenerativos que advierten sobre el papel de la inflamación en estas enfermedades y otro posible blanco terapéutico, que ha impulsado diferentes estudios de investigación donde participarían antiinflamatorios y diferentes antibióticos como potencialmente favorables”.
Por su parte, el doctor Ismael Calandri, (MN 133008), neurólogo del Servicio de Neurología Cognitiva de Fleni, ante la consulta sobre si el Alzheimer podría ser una infección producida por una bacteria, respondió a Infobae: “No, el Alzheimer no es una enfermedad infecciosa. Es una enfermedad neurodegenerativa en la que se depositan proteínas producidas por nuestras células pero con un cambio de forma (que llamamos plegamiento anormal) que hace que evadan los mecanismos tradicionales con los cuales son removidas de donde no se las necesita”.
Y completó la explicación de la génesis del Alzheimer: “Estos depósitos generan toxicidad sobre el complejo de neuronas y células auxiliares de ellas que hay en el cerebro. Se produce por el depósito de dos proteínas (una extracelular que se llama beta amiloide y una intracelular que se llama tau). Para que esto ocurra es necesario una cascada de eventos como anormalidades en el plegamiento de las proteínas, o en su producción, o en la remoción o en otros mecanismos compensadores”.
El médico indicó que aunque se ha aprendido muchísimo en los últimos años sobre todos estos procesos aun quedan puntos ciegos acerca de la cadena de eventos que se deben dar para que se produzca este proceso llamado “neurodegeneracion”. “Una parte de estos puntos aun en exploración es el rol de la neuroinflamación”, remarcó el experto.
El doctor Stephen Dominy, otro de los autores del citado estudio explicó: “Ahora, por primera vez, tenemos evidencias sólidas que vinculan el patógeno P. gingivalis y el Alzheimer”.
El grupo de científicos también identificó unas enzimas tóxicas llamadas gingipaínas secretadas por la bacteria en el cerebro de los pacientes con Alzheimer. No obstante, también hallaron estas toxinas en cerebros de personas que no fueron diagnosticadas de este enfermedad neurodegenerativa.
“Nuestra hipótesis es que la infección por P. gingivalis actúa en la patogénesis de la enfermedad a través de la secreción de gingipaínas para promover el daño neuronal”, expresó el investigador. Este descubrimiento es importante porque encontrar estas bacterias en personas que nunca fueron diagnosticadas de Alzheimer podría sugerir que tal vez habrían desarrollado la enfermedad si hubieran vivido más tiempo.
Tras todos estos hallazgos, el estudio desarrolló un inhibidor de la gingipaína, pero no funcionó. Por lo que el próximo paso será la búsqueda de una nueva molécula que tenga la propiedad de inhibir la toxina y que no tenga efectos adversos importantes.
Los autores del estudio aclararon que la infección cerebral con P. gingivalis no es el resultado de una atención dental deficiente después del inicio de la demencia o una consecuencia de la enfermedad, sino “un evento temprano que puede explicar la patología encontrada en personas de mediana edad antes del deterioro cognitivo”.
El doctor Raschella señaló que la bacteria mencionada es habitual en la placa bacteriana dental, “hasta el 25% de los pacientes sanos la tienen, y por ende, se recomienda el control periódico de la salud bucal por parte del odontólogo, en pos de bajar el riesgo de infección, lo cual es beneficioso, pero no se puede tampoco establecer que sólo esto prevendría el Alzheimer porque existen diversos mecanismos etiopatológicos involucrados, incluso muchos aún desconocidos. Sería imprudente anunciar que la enfermedad de Alzhéimer se debe a este mecanismo y que así se previene su desarrollo”, destacó el neurólogo.
En coincidencia, el doctor Calandri señaló: “No existe una asociación causal, por ende, no podemos saber si prevenir o combatir esta infección podría afectar la ocurrencia o no de la enfermedad de Alzheimer. Sí sabemos que una adecuada salud bucal está estrechamente relacionada con eventos vasculares e infecciones sistémicas, cosas que sin duda pueden contribuir al rendimiento cognitivo a largo plazo. Los cuidados de la salud bucal deben ser una adecuada higiene y cepillado, con visitas frecuentes al odontólogo”, recomendó.
En cuanto al estudio en sí, consideró que resume distintas pruebas experimentales, “algunas en ratones, otras en cultivos celulares y muy pocas en cerebros humanos que pueden contribuir a asociar esta bacteria de la boca con procesos inmunes del cerebro que pueden estar asociados a la enfermedad de Alzheimer. Bajo ningún modo son una evidencia causal que esta bacteria en la boca de los seres humanos aumente el riesgo ni mucho menos que sea la causa del proceso neurodegenerativo, solo es evidencia que indica a los científicos que deben mirar esto con más detenimiento para llenar estos vacíos en toda la cadena, cadena de la que conocemos muchos eslabones que no están asociados a la bacteria”.
Habrá que esperar a los descubrimientos de futuras investigaciones sobre esta hipótesis de la génesis del Alzheimer, que para algunos científicos es una vía nueva a recorrer en busca de desentrañar los mecanismos de la enfermedad.